Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.
Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
Avivar la llama interior |
- Majestad, ¿Cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?
El rey le dijo:
- “Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré”.
Al término del paseo, el rey le preguntó:
- “¿Qué piensas de mis riquezas?”
La persona respondió:
- “No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara”.
El rey le dijo:
- “Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera”
Con lo cara que está la luz, acabaremos todos con un candil y procuraremos que no se nos apague.
ResponderEliminarUn saludo, Carlos.
Porque si no pagas, viene uno del ISIS y te corta la cabeza.
EliminarUn saludo, Cayetano
Una gran reflexión...Mejor avivar la llama, que dejar que se apague...
ResponderEliminarSaludos Carlos
Sobre todo si de eso depende mantener la cabeza sobre los hombros...
EliminarSaludos, Manuel