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Mostrando las entradas etiquetadas como cuentos

Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

El pescador satisfecho

El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa. El pescador satisfecho "¿Por qué no has salido a pescar?", le pregunto el industrial. "Porque ya he pescado bastante hoy", le respondió el pescador. "¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?", insistió el industrial. "¿Y qué iba a hacer con ello?", preguntó a su vez el pescador. "Ganarías más dinero", fue la respuesta. "De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo". "¿Y qué haría entonces?", preguntó de nuevo el pescador. "Podías sentarte y disfrutar de la vida", ...

Los dos monjes y la chica

Dos monjes estaban peregrinando de un monasterio a otro y durante el camino debían atravesar una vasta región formada por colinas y bosques. Un día, tras un fuerte aguacero, llegaron a un punto de su camino donde el sendero estaba cortado por un riachuelo convertido en un torrente a causa de la lluvia. Los dos monjes se estaban preparando para vadear, cuando se oyeron unos sollozos que procedían de detrás de un arbusto. Al indagar comprobaron que se trataba de una chica que lloraba desesperadamente. Uno de los monjes le preguntó cuál era el motivo de su dolor y ella respondió que, a causa de la riada, no podía vadear el torrente sin estropear su vestido de boda y al día siguiente tenía que estar en el pueblo para los preparativos. Si no llegaba a tiempo, las familias, incluso su prometido, se enfadarían mucho con ella. Los dos monjes y la chica El monje no titubeó en ofrecerle su ayuda y, bajo la mirada atónita del otro religioso, la cogió en brazos y la llevó al otro lado de...

Zen en una taza de té

Este cuento sobre el zen en una taza de té nos enseña algo muy interesante sobre nuestra mente. Ver El poder de tu mente Un importante catedrático universitario se encontraba últimamente en extraños estados de ánimo: se sentía ansioso, infeliz y si bien creía ciegamente en la superioridad que su saber le proporcionaba, no estaba en paz consigo mismo ni con los demás. Su infelicidad era tan profunda cuan su vanidad. En un momento de humildad había sido capaz de escuchar a alguien que le sugería aprender a meditar como remedio a su angustia. Ya había oído decir que el zen era una buena medicina para el espíritu. Zen en una taza de té En su región vivía un excelente maestro y el profesor decidió visitarle para pedirle que le aceptara como estudiante. Una vez llegado a la morada del maestro, el profesor se sentó en la humilde sala de espera y miró alrededor con una clara -aunque para él imperceptible- actitud de superioridad. La habitación estaba casi vacía y los pocos orna...

De cómo un escarabajo se vengaba de un águila

Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara. Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia. De cómo un escarabajo se vengaba de un águila Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos. Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en la época en que salen a volar los escara...

Cómo ganar siempre... con un cuervo que habla

Volvía Octaviano a Roma muy ufano de su victoria en Accio. Entre los que venían a felicitarlo se le acercó uno con un cuervo en la mano, al que había enseñado a decir:  "Ave, Caesar, victor imperator! ( ¡Ave, César, general victorioso!).  Admirado César Octavio, compró aquel pájaro tan ingenioso por veinte mil sestercios.  Cómo ganar siempre... con un cuervo que habla Un compañero del adiestrador del pájaro, que no se había visto beneficiado de semejante derroche de liberalidad, dijo a César que el individuo en cuestión tenía además de ese cuervo otro, y le sugirió que mandara que se lo trajeran.  Una vez ante su presencia, el pájaro pronunció las palabras que le habían enseñado a repetir: "Ave, victor imperator Antoni!" ( ¡Ave, general victorioso, Antonio!) Macrobio, en Saturnales Moraleja 1: para ganar siempre apuesta por todas las opciones... sin que nadie se entere, sobre todo los envidiosos. Moraleja 2: una vez vendido el primer cuervo a ...

Los dos jorobados

En un pueblo vivían dos jorobados a los que todo el mundo conocía. Uno de ellos, de temperamento animoso, gustaba mucho de salir, en las noches del verano, a tomar el fresco en las eras porque podía estar solo y a salvo de las burlas ocasionales y pensando en sus cosas. Allí se entretenía el hombre con sus pensamientos sin que nadie le molestara. Los dos jorobados Una noche de ésas se fue a las eras, como de costumbre, y allí estaba tumbado viendo pasar las horas. Le dieron las diez de la noche, y le dieron las once... y él, nada, tan tranquilo y tan a gusto. Y de pronto se le ocurrió, viendo que se acercaban las doce, que es la hora de las brujas, que bien podía quedarse un rato más y ver si era verdad eso de que a las doce se reunían todas ellas a celebrar sus ceremonias. Y entre que sí y que no, y entre la curiosidad y el repeluco, pasó el tiempo y dieron las doce. Y no hicieron más que dar las doce cuando empezó a ver cosas extrañas y a escuchar música aún más e...

El samurai que siempre acertaba su victoria

El general Nubunaga estaba seguro de que podrían vencer al enemigo, pero tenía que dar aún más confianza a sus samuráis. Al salir del templo, Nubunaga les dijo:  - "Soldados, voy a tirar una moneda al aire, si sale cara estoy completamente seguro que venceremos al enemigo, pero si saliera cruz entonces seremos derrotados. "El destino nos revelará su rostro", añadió. El samurái que siempre acertaba su victoria Lanzo la moneda al aire y salió cara. Entonces esos soldados que tenían muchas dudas de su victoria, se llenaron de tal energía y valor que pudieron vencer al enemigo sin dificultad. Al día siguiente un ayudante de campo le dijo al general Nubunaga: - "Nadie puede cambiar el destino", a lo que el general le contestó: - "Exacto", mientras le enseñaba una moneda con dos caras en ambos lados. Moraleja: es importante entender y comprender que cada uno fija su destino y que cada uno es capaz de lograr lo que se propone ...

¿Por qué gritamos?

Un día preguntó un sabio a sus amigos lo siguiente: ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? Los hombres pensaron unos momentos: Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos. – Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó el sabio. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? ¿Por qué gritamos? Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio. Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia. Luego el sabio preguntó:- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. El sabio c...

El verdadero jefe

Cuando el cuerpo humano se estaba formando, todos los órganos se reunieron para ver quién sería el jefe del cuerpo.  El cerebro dijo que él debía ser el jefe, pues sin él el cuerpo en su conjunto se paralizaría.  El corazón dijo que el jefe debía ser él, pues si dejaba de funcionar, no enviaría sangre al cerebro, y por tanto, el cuerpo moriría. Hablaron también los riñones, el páncreas e incluso los órganos genitales que querían ser los jefes pues sin ellos no habría recreación. El verdadero jefe  Pero entonces, los excrementos, muy cabreados dijeron que ellos querían ser los jefes. El corazón y el cerebro se partieron de risa y comenzaron a burlarse de ellos, diciendo que los excrementos ni siquiera son un órgano vital.  "Vale, os vais a enterar. Os aseguro que en menos de 15 días, nos pediréis que seamos los jefes", dijeron muy serios los excrementos. Entonces se formó el cuerpo humano pero con los excrementos en huelga de salida. A los 5 días,...

El perrito y 1000 perritos mas que le seguían

Hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas se topó con una puerta medio abierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1000 perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. El perrrito y 1000 perritos mas que le seguían Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: “¡Qué lugar tan agradable… voy a venir más seguido a visitarlo!” Tiempo después,...

Avivar la llama interior

Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría. Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo. Avivar la llama interior  Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: - Majestad, ¿Cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza? El rey le dijo: - “Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré”. Al término del paseo, el rey le preguntó: - “¿Qué piensas de mis riquezas?” La persona respondió: - “No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara”. El rey le dijo: ...

La naturaleza de la mente

Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. La naturaleza de la mente Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos de la mente y los hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama. El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso....

El viejo perro cazador

Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su dueño.  Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja, pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió escaparse. El viejo perro cazador Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la pieza, comenzó a regañarle muy duramente. El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo: -Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he...

Vivir aprendiendo

 A los 5 años, aprendí que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina. A los 9, aprendí que mi profesora solo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta. A los 10, aprendí que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo. A los 12, aprendí que, si tenia problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa. A los 13, aprendí que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería, mi madre me mandaba a ordenarlo. A los 15, aprendí que no debía descargar mis frustraciones en mi hermano menor, porque mi padre tenía frustraciones mayores y la mano más pesada. A los 20, aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños. A los 25, aprendí que nunca debía elogiar la comida de mi madre cuando estaba comiendo algo preparado por mi mujer. A los 27, aprendí que el titulo obtenido no era la meta soñada. Ver  Aprendiendo de nuevo a vivir Vivir aprendiendo A los 28, aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la ca...

La historia del lápiz

El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó: –¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí? El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto: –Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas. El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial. La historia del lápiz –¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida! –Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo. Primera cualidad : puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad. Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el ...

Cuando su empleado se enferme, déle el día libre

Kung Chang llamó a su jefe y le dijo: - ‘Jefe, hoy yo no tlabajal, yo estal enfelmo. Duele cabeza, duele panza, duele pielna, no voy tlabajo’. El Jefe le responde: Cuando su empleado se enferme, déle el día libre -‘Kung Chang, realmente hoy te necesito en el trabajo. Cuando me siento así de mal, le pido a mi esposa que tengamos sexo. Eso me hace sentir  mucho mejor y puedo ir a trabajar. Deberías probar, te hará muy bien’. Dos horas después, Kung Chang vuelve a llamar a su Jefe y le dice: -‘¡Jefe, no sabel qué decil! Glacias pol consejo, ya sentilme mucho mejol, enseguida yo il tlabajo. Felicito mucho, muy linda su casa, muy glande su cualto y muy buena su esposa’. Moraleja administrativa : Sea claro y explícito al dar instrucciones a sus colaboradores.

El necio que cargaba piedras

El maestro narró a sus discípulos el siguiente relato:  un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra, igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar. El necio que cargaba piedras ¿Qué piensan ustedes de ese hombre? Preguntó el maestro – Que es un necio -respondió uno de los discípulos- ¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba? Dijo el maestro: – Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro. Así dijo el Maestro, y los discípulos se hic...

El cielo y el infierno

En un reino lejano de Oriente se encontraban dos amigos que tenían la curiosidad y el deseo de saber sobre el Bien y el Mal. Un día se acercaron a la cabaña del sabio Lang para hacerle algunas preguntas. El cielo y el infierno Una vez dentro le preguntaron: -Anciano díganos: ¿Qué diferencia hay entre el cielo y el infierno? El sabio contestó: -Veo una montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchos hombres y mujeres con mucha hambre. Los palos que utilizan para comer son más largos que sus brazos. Por eso cuando cogen el arroz no pueden hacerlo llegar a sus bocas. La ansiedad y la frustración cada vez van a más. Más tarde, el sabio proseguía: -Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas alegres que sonríen con satisfacción. Sus palos son también más largos que sus brazos. Aun así, han decidido darse de comer unos a otros. Y tú, ¿qué opinas? Te invito cordialmente a compar...

El zorro y las gallinas

Había una vez un zorro que estaba obsesionado con los huevos de las gallinas, era su plato favorito. Siempre andaba rondando por los gallineros en busca de su apreciado botín, en especial en uno. En este gallinero, las gallinas indefensas veían como cada noche el zorro se llevaba sus huevos, y si no lo dejaban hacerlo, éste las había amenazado con que se llevaría a ellas para comérselas.  Ver Las 20 leyes de la astucia En esta granja, el dueño veía que su número de gallinas crecía muy lentamente y que casi no ponían huevos. Esto no le servía y pensó en vender a todas sus gallinas. Estas al enterarse de las intenciones del granjero decidieron trazar un plan. Esa misma noche cuando el zorro vino a visitarlas, le ofrecieron todos los huevos que quisiese con tal que no se llevase a los que estaban empollando. Al zorro le pareció una buena oferta y durante esa noche se llevó todos los huevos. El zorro y las gallinas Al día siguiente el granjero fue al gallinero en busc...

El problema de la trampa de ratones

Un ratón, observaba a un granjero y a su esposa abriendo un paquete. Sintió curiosidad por lo que podría contener.  Pero… ¡Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una trampa para cazar ratones! Fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos: ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa! La gallina, que estaba cacareando, levantó la cabeza y dijo: discúlpeme Sr. Ratón…Yo entiendo que es un gran problema para usted, pero a mí no me perjudica en nada, no me preocupa. El ratón se acercó al cordero: ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera! El problema de la trampa de ratones El cordero respondió: discúlpeme Sr. Ratón, no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo, será recordado en mis oraciones. El ratón se dirigió entonces a la vaca, pero esta le contestó: ¿Acaso estoy en peligro? Estoy segura que no. Entonces el ratón volvió a casa, preocupado y abatido. Aquella noche se oyó un gran escándalo, mucho movi...