Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un joven llamado Lucas. Lucas era conocido por su deseo de convertirse en el hombre más fuerte del lugar.
Pasaba horas en el gimnasio, levantando pesas y entrenando duro. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, siempre parecía quedarse atrás en comparación con otros jóvenes del pueblo.
Ver 3 pasos para superar tus obstáculos
Un día, mientras entrenaba intensamente, el sabio del pueblo, un anciano llamado Don Mateo, se le acercó. Don Mateo era famoso por sus consejos llenos de sabiduría y por haber vivido muchas experiencias a lo largo de sus años.
—Lucas —dijo Don Mateo con una sonrisa—, veo que te esfuerzas mucho para ser fuerte.
—Así es, Don Mateo —respondió Lucas—. Quiero ser el más fuerte del pueblo. Pero parece que por más que lo intente, no logro mejorar lo suficiente.
Don Mateo asintió lentamente y se sentó en un banco cercano.
—Lucas, un sabio me dijo una vez que para ser fuerte no hay que levantar demasiado peso. Con levantar el tuyo cada vez que te caigas es suficiente.
Lucas frunció el ceño, sin entender completamente.
—¿Qué quiere decir eso, Don Mateo?
—La verdadera fuerza no se mide solo por los músculos que tienes o las pesas que puedes levantar —explicó Don Mateo—. La fuerza real se encuentra en la capacidad de levantarte cada vez que te caes, de enfrentar los desafíos y seguir adelante. No importa cuántas veces te derriben, lo importante es que te levantes una y otra vez.
Lucas se quedó pensativo. Reflexionó sobre las palabras del sabio y comenzó a notar que, aunque entrenaba mucho, cada vez que fallaba o enfrentaba un desafío fuera del gimnasio, se desanimaba y dudaba de sí mismo.
Decidió poner en práctica el consejo de Don Mateo. Cada vez que enfrentaba un obstáculo, en lugar de rendirse, se levantaba con más determinación. Cuando fallaba en el gimnasio, no se castigaba a sí mismo; en cambio, lo veía como una oportunidad para mejorar. En la vida diaria, cuando encontraba dificultades, recordaba las palabras de Don Mateo y se esforzaba por superarlas.
Con el tiempo, Lucas no solo se hizo físicamente más fuerte, sino también mental y emocionalmente. Empezó a notar que su actitud ante la vida era diferente. Se sentía más seguro, más capaz de enfrentar cualquier cosa que la vida le arrojara.
Un día, hubo una gran competencia de fuerza en el pueblo. Lucas participó y, aunque no ganó el primer lugar, todos notaron su espíritu indomable y su habilidad para levantarse después de cada caída. Los habitantes del pueblo comenzaron a verlo de una manera nueva, con respeto y admiración.
Después de la competencia, Lucas se acercó a Don Mateo y le dijo:
—Ahora entiendo, Don Mateo. La verdadera fuerza está en la perseverancia y en la capacidad de levantarse, sin importar cuántas veces caigas.
Don Mateo sonrió ampliamente y asintió.
—Así es, Lucas. Recuerda siempre, la vida no se trata de no caer, sino de levantarse cada vez que lo hagas.
Desde entonces, Lucas vivió su vida con una nueva perspectiva, sabiendo que la verdadera fortaleza residía en su capacidad para levantarse y seguir adelante, una y otra vez. Y así, se convirtió no solo en uno de los más fuertes del pueblo, sino también en uno de los más sabios y admirados.
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Simple
ResponderEliminarMuy bien, de eso se trata es resilencia..
ResponderEliminarConstancia y disciplina son importantes para hacerte fuerte
ResponderEliminar