En una de sus expediciones, Freuchen tuvo la mala suerte de quedar atrapado luego de que una avalancha lo enterrara vivo en una "tumba" de nieve.
Su pie, se había quedado atascado y no lo podía mover, el frío se hacia cada vez más insoportable y comenzaba sufrir los primeros efectos de la hipotermia.
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Peter Freuchen junto a su esposa. |
Freuchen trató de salir de ahí de todas las maneras posibles, pero no podía sentir su pie, y estaba muy cansado para seguir tratando. Justo antes de rendirse, se le ocurrió una idea, de esas que son tan absurdas, que a lo mejor hasta funcionaba.
El explorador recordó la vez que había visto como el excremento de un perro se congelaba hasta tal punto que quedaba solido como una roca. A raíz de ese pensamiento, Freuchen utilizó sus propias heces para poco a poco, darle forma de algún objeto con el que pudiera salir de ahí. Esperó, hasta que el objeto estuviera lo suficientemente sólido y luego, con ayuda de su nueva "herramienta", salió excavando hacia arriba.
Pero ahora, tocaba lo difícil. Freuchen, después de casi 30 horas atrapado y teniendo los pies congelados, tuvo que gatear aproximadamente tres horas hasta el campamento. Al llegar encontró que tenias los pies casi gangrenados del frio.
Este hombre se fabricó una especie de herramienta con sus propias heces congeladas y luego escapó de la tumba de nieve en la que estaba. Digno de película en mi opinión.
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