Las Cruzadas representaron un problema para los funerales: no todos los caballeros estaban dispuestos a ser enterrados en Oriente por diversas razones.
En primer lugar, la imposibilidad de ser visitados por sus familiares y, en segundo lugar, por el vínculo con su tierra. Además, muchos cruzados enterrados en Europa tenían sus tumbas marcadas con un gissant (escultura funeraria) particular que los identificaba como héroes de la fe.
Ver Hibernación humana: congelar cadáveres
Enviar un cadáver de Palestina a Europa habría implicado costos exorbitantes, la putrefacción del cadáver, además del riesgo de perderlo debido a las tormentas en el mar.
Para superar esto, especialmente entre los caballeros germánicos, se extendió una costumbre macabra pero efectiva de transportar el cadáver de regreso a casa.
Inicialmente, el cuerpo se lavaba y luego se colocaba en agua o vino, según la disponibilidad, y se hervía.
El proceso habría hecho que la carne se desprendiera de los huesos.
A continuación, se raspaba el esqueleto para hacerlo brillante y la carne se enterraba en Palestina o se traía a casa en sal.
De esta manera se evitaba el terrible problema de viajar en barco con un cuerpo en descomposición.
Este uso fue prohibido por Bonifacio VIII con la bula papal "De Sepulturis", ya que también se podía hacer despreciando el Dogma de la Resurrección de la Carne.
Además, en el caso de los caballeros o líderes sagrados, este método impedía cualquier tipo de reconocimiento y análisis del cadáver.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Muy dura esa situacion.
ResponderEliminarYA FALLECIDO CUALQUIER LUGAR ES BUENO,SON LOS RESTOS,ES MATERIA ORGANICA QUE SE INCORPORA AL SUELO
ResponderEliminar( POLVO ERES Y EN POLVO TE CONVERTIRAS )