Hormigas asesinas

Conoce a las Siafu, un término swahili, u hormigas africanas. Se encuentran entre los insectos más mortíferos del mundo y se consideran el depredador más mortífero de toda África

Pueden matar a más de un millón de presas al día. Se mueven en colonias de veinte millones de individuos. El efecto es tal que incluso se dice que los elefantes huyen cuando los ven, por lo que no hay elefantes en Tanzania.

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El género Dorylus se distribuye por toda África Central y Sudáfrica. Pero una especie también aparece en Tailandia y otra en Malasia. La especie Dorylus nigricans se encuentra en África Occidental (Costa de Marfil) y Congo. Habitan en la selva tropical y la sabana.

Las hormigas africanas tienen un impacto considerable en su hábitat en comparación con otras criaturas. Se ven obligados a cambiar de territorio a intervalos regulares para buscar nuevas áreas de alimentación. Durante estos movimientos, las hormigas construyen nidos temporales llamados "vivacs", en los que dejan a algunos miembros de la colonia y a las larvas. Al migrar o enjambrar en busca de comida, se forman largas colas de hormigas obreras, rodeadas de hormigas soldado listas para defender la colonia en movimiento.

Todas las hormigas de la colonia son hembras. La reina, responsable de la reproducción, pone uno o dos millones de huevos cada mes, casi de forma continua. Es fecundada por una hormiga macho, que mide unos 3 cm de longitud y vuela de una colonia a otra hasta encontrarse con el enjambre. En ese momento, al macho se le arrancan las alas y se mantiene como donante. El siafu macho se llama "salchicha voladora".

Cómo te mata

Cuando las hormigas siafu te atacan, es posible que no las escuches. En algunos casos se metieron en la ropa, sin que la gente se diera cuenta. Se dice que muerden todas a la vez, según una señal.

Un niño, caminando en la oscuridad, pisó una colonia de hormigas y rápidamente se cubrió de ellas. En ese caso se salvó, pero sus padres y amigos tuvieron que separar las hormigas de su cuerpo una por una.

Las víctimas humanas murieron por asfixia.

Algunos recién nacidos, dejados desatendidos por sus padres, fueron devorados por las hormigas. Aunque son fáciles de evitar, porque son lentos y ciegos, han logrado atacar a bebés, personas dormidas e incluso a un borracho que no pudo escapar debido a una pierna rota.

Las vacas y las cabras, dejadas atadas por la noche e incapaces de escapar, fueron devoradas por las hormigas siafu.

Lo que los hace particularmente aterradores es que pueden morder y picar, aunque no es así como matan. Durante el ataque, las hormigas logran entrar en todos los orificios que encuentran, como la nariz, la boca y las orejas. Las víctimas finalmente mueren de asfixia, con los pulmones llenos de hormigas.

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