Un día, un florista fue al peluquero a cortarse el pelo. Luego del corte pidió la cuenta y el peluquero le contestó: - No puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo servicio comunitario. El florista quedó agradecido y dejó el negocio. Cuando el peluquero fue a abrir el negocio, a la mañana siguiente, había una nota de agradecimiento y una docena de rosas en la puerta. Luego entró un panadero para cortarse el pelo, y cuando fue a pagar, el peluquero respondió: - No puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo servicio comunitario. El panadero se puso contento y se fue. A la mañana siguiente cuando el peluquero volvió, había una nota de agradecimiento y una docena de donas y bizcochos esperándolo en la puerta. Entonces un senador fue a cortarse el pelo y cuando fue a pagar el peluquero nuevamente dijo: - No puedo aceptar dinero. Esta semana estoy haciendo servicio comunitario. El senador contento se alejó. Al día siguiente cuando el peluquero fue a abrir el lo