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Mostrando las entradas etiquetadas como serpiente

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Lo que enseñaba el ermitaño

Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la oración y a la penitencia. Se quejaba muchas veces que tenía demasiado que hacer. La gente preguntó cómo era eso de que en la soledad estuviera con tanto trabajo. Lo que enseñaba el ermitaño Les contestó: “Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león”. No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos estos animales? Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron. Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también. Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que domarlos para que sólo se lanzan sobre una presa buena, son mis ojos. Las dos águilas con

La luciérnaga y la serpiente

Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga.  La luciérnaga huía rápido con miedo de la feroz depredadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía. La luciérnaga y la serpiente Huyo un día, dos días y la seguí… al tercer día ya sin fuerzas, la luciérnaga paro y le dijo a la serpiente: -¿Puedo hacerte tres preguntas? -No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te a devorar, puedes preguntar, contesto la serpiente!! -¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? -No, contesto la serpiente. -¿Yo te hice algún mal? -No, volvió a responder la serpiente. -Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo? -¡Porque no soporto verte brillar! MORALEJA Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo, ni daño a nadie? Sencillo de responder: ¡porque no soportan verte brillar! Cuando esto pase no dejes de brillar, continua siendo tu mismo, continua y si

La cobra y el gato (y un ratón)

Erase una vez un gato que cansado de no poder alcanzar al ratón, al ser este más rápido y más listo, decidió ir a ver a una cobra que vivía en el jardín de la casa. Con la zalamería que solo un gato puede tener comenzó a hablar con la cobra: -¿Sabes gran serpiente? Hay un ratón que presume de ser más rápido y más listo que tú –decía ronroneando. La cobra y el gato (y un ratón) -¿Y? – Contestó la serpiente con cierto interés. -Dice que cualquier día aprovechando que te haces vieja te matará y se quedará con tu territorio – dijo regocijándose el gato al haber captado el interés de la cobra –y es muy fuerte ese roedor, si tiene una oportunidad... -¿Y dónde se esconde ese ratón? – preguntó la serpiente totalmente levantada. -Junto al agujero que hay al lado del reloj de pie – contestó el gato sin poder esconder su satisfacción. Al día siguiente la cobra esperó detrás del reloj a su victima. No pasaron más de 5 segundos desde que el ratón asomase la cabe

El serpentario y la serpiente

El serpentario y la serpiente Un serpentario encontró a una serpiente; se abalanzó sobre ella y la hirió a picotazos.  - ¡No me pegues! – le dijo la serpiente –, todo el mundo dice que eres un pájaro venenoso; esa es una mala reputación, y se debe a que te alimentas de serpientes. Si dejas de comernos, ya no tendrás nuestro veneno, y dejarás de tener mala fama.  - ¡Me das risa! – contestó el pájaro –, ¡ustedes, las serpientes, matan a los hombres mordiéndolos! Decir que yo corro peligro con los hombres, sería una mentira. Yo me las como a ustedes para castigarlas por sus crímenes.  El serpentario y la serpiente Los hombres lo saben muy bien; ellos me alimentan para que yo los defienda contra ustedes. El hombre también sabe que mi carne y mis plumas están contaminadas y las usa para envenenar a sus semejantes; pero eso no es de mi incumbencia. Si el hombre mata con un arma, ¿es al arma o al hombre a quien hay que censurar? Yo no le deseo ningún mal al género humano