El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...
El ciervo teme al lobo, el lobo teme al tigre, y el tigre teme al gran oso, que es el más feroz de los animales.
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El oso y la astucia del cazador |
Con el cráneo cubierto de espeso pelaje parecido a una greña, caminando sobre sus patas traseras, el oso es extraordinariamente fuerte y hasta ataca al hombre.
Al sur del Reino de Chu vivía un cazador que con la ayuda de su flauta de bambú, conseguía imitar toda clase de gritos de animales. Armado de un arco y de un pequeño tiesto de greda en cuyo fondo conservaba algunas brazas, se iba a la montaña e imitaba el llamado del ciervo. Creyendo que se trataba de alguno de sus congéneres, los ciervos se acercaban y el cazador los mataba disparándole flechas incendiadas. Ver Las 20
leyes de la astucia
Un día, al oír el llamado del ciervo llegó un lobo. El cazador muerto de miedo imitó el rugido del tigre. El lobo huyó pero apareció un tigre. Aterrorizado, el hombre imitó el gruñido del gran oso. El tigre huyó, pero, creyendo encontrar a uno de sus semejantes, un oso enorme apareció. Al encontrar sólo a un hombre, el oso se abalanzó sobre él, lo destrozó y se lo comió.
Aún hoy, aquellos que emplean artificios en vez de contar con sus propias fuerzas terminan siempre por granjearse un destino semejante al del cazador devorado por el oso.
Recopilación de Obras de Liu Zongyuan
Hola Calorus, interesante espacio el tuyo, un placer pasar por aqui,
ResponderEliminarque tengas una buena semana.
un saludo.
Gracias por tu comentario, Ricardo. He pasado por tu blog y he dejado otro comentario, está muy bien.
EliminarSaludos
Y el hombre teme... al hombre. Ya sabes eso de Hobbes y lo del lobo, etc.
ResponderEliminarUn saludo.
En este cuento, también al lobo. Y todos, a la muerte.
EliminarSaludos, Cayetano
No se puede vivir de las aparencias...Siempre llega la realidad de las carencias.
ResponderEliminarInteresante lección Carolus
Saludos
Pues en España aun no ha llegado el oso ¿o tal vez le empezamos a ver las orejas?
EliminarSaludos, Manuel