Trepas, pelotas, escaqueados y caraduras son los más indeseables de la oficina. Convivir con ellos es algo sencillo hasta que se convierten en enemigos
Pasamos buena parte de nuestra vida en la oficina, rodeados de personas de toda índole, clase y condición a las que apenas conocemos.
Las relaciones laborales son eso, laborales y conviene no confundirlas con las personales. En momentos tan duros como los que vivimos, en los que los despidos, las bajadas de sueldo y las promociones inexplicables están a la orden del día, mantener el puesto de trabajo despierta el instinto de supervivencia profesional.
Cómo trabajar con tu enemigo |
¿Qué actitudes convierten a tu mejor colega en un enemigo? Eva Rimbau, profesora de la UOC y experta en dirección de recursos humanos, tiene la respuesta: “Es especialmente peligroso el compañero que parece simpático y comprensivo, que te invita a contarle tus problemas y que luego utiliza esta información en tu contra”. Pero lo peligroso viene después: “La información que habrá dado de ti no será del todo falsa, sino una interpretación malévola de la realidad, lo que hace difícil poder negarla”.
Lo más duro de vivir situaciones de este tipo es que dejan poco margen para la réplica. Corres el peligro de salir perdiendo si tratas de defenderte del presunto agravio. Esos personajes son especialmente maquiavélicos y es complicado pillarles en un renuncio. José Manuel Chapado, socio de Isavia, advierte que su ambición desmedida y la envidia les delata: “Las personas pierden el norte cuando su ego les puede y les domina. Viven hacia fuera y acaban padeciendo la desconexión con su propio interior, que es el lugar donde anidan los principios y los valores de las personas”.
Cómo vencerle
Conseguir acorralar al enemigo es fundamental para ganarle la batalla. Una de las pistas SIGUE LEYENDO...
Descubrirle antes los demás, quitarle la máscara... Cuando eso se consigue, cuando ya es difícil que nadie más pique, el avance puede ser espectacular.
ResponderEliminarUn saludo.
Así lo veo yo también, dejar al descubierto la rata que habita entre el resto de las personas.
EliminarUn saludo.
No me gustan ni los hipócritas ni los correveidile...Son muy sagaces, pero como dice Cayetano, en el momento en que los desenmascaras...
ResponderEliminarSaludos
Si los dejas desnudos, todo el mundo ve que están sin bañador en la piscina.
EliminarSaludos