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Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

Cómo usar a una persona estúpida

Tener cerca a una persona estúpida puede ser una fuente de problemas. Pero si sabes usar a esta persona, sorprendentemente, te puede dar muchas soluciones

Todas las personas somos estúpidas de vez en cuando, hay que reconocerlo. Todos hacemos breves incursiones en el terreno de la estupidez, pero generalmente, abandonamos pronto estos territorios. Sin embargo, hay personas que se instalan de forma permanente en el reino de la estupidez y solo lo dejan de forma esporádica.

Para saber si una persona es estúpida, hay una forma bastante sencilla de comprobarlo.

Usa el razonamiento de Carlo Cipolla (puedes ver el libro en este enlace) y discrimina rápidamente si de verdad estas cerca de una persona estúpida. Por si acaso, pásate a ti mismo el test, y si das positivo, no sigas leyendo, pues tal vez no vas a entender lo que sigue.

Usar a una persona estúpida
Cómo usar a una persona estúpida. Fotograma de la película "Dos tontos muy tontos"

Localiza a un estúpido (o mejor dos)

Bueno, ya has localizado una persona estúpida para usar en tu beneficio. Te preguntarás para qué demonios la quieres emplear. Me explicaré.  Hace años, solo había un tonto por pueblo o por barrio, estaba identificado y se le trataba como tal. Actualmente, gracias a los medios de comunicación, la política y a las redes sociales, millones de estúpidos han salido del armario, llegando a colapsar grandes parcelas de la sociedad. La sociedad vive en un estado cada vez mayor de estupidez, y lo que hace pocas décadas nos parecía una gran tontería, ahora se ve como algo normal, a veces casi obligatorio. No hay más que ver la televisión para entender lo que te digo.

En fin, que debido a todo lo que cito, hay ocasiones en las que, por presión social, tengo dudas razonables si lo que voy a hacer o lo que opino sobre cierto asunto es o no es una estupidez. Y ahí entra en juego el cómo usar a una persona estúpida. Por ejemplo, si le pregunto si cree que llenarse la cara de remaches, agujeros, tatuajes y demás adornos irreversibles es una tontería, y éste responde que no lo cree así, por los motivos que sean, es evidente que es una gran gilipollez. Y no pienso discutirlo con nadie.

Para asegurarte de que estas en lo cierto, y por aquello de un control de calidad, conviene usar a una segunda persona estúpida. Si los dos coinciden, ya no hay duda. Si entre ellos discrepan, o los has elegido mal, o el tema es delicado. Lo que de verdad asusta es si están de acuerdo contigo: o te estás volviendo tonto, o te has pasado de listo, lo que viene a ser lo mismo.

Otro uso de los tontos

Hay una segunda forma de usar a una persona estúpida que empleo desde hace muchos años. Si tengo que dar instrucciones, me aseguro de que hasta el más tonto las entienda. Así que antes de ponerlas en marcha, se las doy al tonto de turno. Si lo entiende, todo perfecto. Si no es el caso, toca corregir lo que no entendió el imbécil. Lo malo es que algunas veces el tonto lo entendió… y el listo no. Lo que da que pensar.

Comentarios

  1. Recuerdo La cena de los idiotas, la película. Al final el más idiota era el listo que pretendía reírse del tonto de turno. Cuidado con esto, que algunos se lo hacen y te pueden dejar con el trasero al aire. En todo caso, mejor no tener que trabajar nunca con uno de ellos. El problema es que a veces es el jefe.
    Un saludo, Carlos.

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    Respuestas
    1. El tonto es quien menos te imaginas, a veces uno mismo. Un jefe tonto se lleva mal, pero un subordinado (o varios) tontos, tampoco es agradable.

      Un saludo, Cayetano

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  2. Hay quienes creen que lo demás somos tontos...e intentan todo lo posible para que lo creamos (políticos).
    Hace tiempo que no recuerdo quién, comentó algo sobre las instrucciones y los tontos. Es posible que si el listo no la entiende y el tonto sí, puede ser que la instrucción es tan simple, que el listo, no la ve...o crea que hay trampa.

    Las explicaciones simples, pienso que las entiende todos. Intento ser explícito cuando hablo con el paciente. En este caso, no tiene que ver con idiotez, aunque a veces...

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De todas formas, no se puede hacer nada a prueba de tontos, son muy ingeniosos. Un tonto creativo es muy peligroso.

      Los políticos nos tratan como tontos porque saben que si a una persona continuamente le llaman perro, acabará ladrando.

      Saludos, Manuel

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    2. Tonto creativo...interesante...creo que hay quienes pretenden pasar que lo son...

      Saludos

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