Ser feliz es una obsesión para muchas personas, pero, irónicamente, puede hacerlas sentir miserables y deprimidas en ocasiones.
Debe desecharse la ilusión de que se puede alcanzar una felicidad eterna.
Cuando tomamos decisiones en la vida, generalmente las tomamos con la esperanza de que nos traigan felicidad. Ser feliz es una obsesión para muchas personas, lo que paradójicamente puede hacerlas infelices y deprimidas en ocasiones.
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La búsqueda de la felicidad está condenada al fracaso |
A pesar del interés filosófico en la cuestión, poca investigación científica nos ha permitido analizar nuestra búsqueda de la felicidad. Sin embargo, en una encuesta estadounidense de 2016 en la que se preguntó a las personas si preferirían lograr grandes cosas o ser felices en su vida, el 81% de las personas dicen que prefieren la segunda opción. ¿Cómo definir la felicidad y, sobre todo, cómo lograrla?
¿Qué han dicho los grandes filósofos occidentales sobre nuestra incansable búsqueda de la felicidad?
Una primera respuesta es decir que una persona vive feliz si hace cosas que le atraen. Sin embargo, maximizar los placeres no es la única forma de vivir una vida feliz, y el dolor es una consecuencia inevitable de la vida. Según el filósofo griego Epicuro, minimizar los dolores permite vivir felizmente y llegar al estado de ataraxia, el de la tranquilidad del alma. Pero, ¿la ausencia de dolor logra realmente la felicidad?
Para vivir una vida feliz, ¿no es necesario experimentar dolor? Por ejemplo, escribir un libro, correr un maratón o dar vida son experiencias cuyos fines son a priori felices, pero que pueden resultar dolorosos en su realización. Para Epicuro, el dolor debe minimizarse. Si escribir una novela te duele más de lo que te traerá felicidad cuando esté terminada, es mejor detenerla. Por el contrario, la dificultad para dejar de fumar es menos dolorosa que el dolor causado por el cáncer, por ejemplo. Por tanto, la primera frase está justificada.
Según la doctrina utilitaria, la felicidad es lo único que debería ser deseable. Sin embargo, el filósofo John Stuart Mill, a quien se le había enseñado a maximizar sus placeres y minimizar sus penas, no siempre fue feliz, como atestiguan sus escritos. A través de su depresión, el filósofo británico finalmente se dio cuenta de que la infelicidad es parte de la condición humana.
Realizar acciones virtuosas para esperar ser feliz.
En lugar de buscar desesperadamente ser feliz, Mill pensó que lo mejor era lograr cosas buenas en su vida. Esto significa entonces que una buena vida no es necesariamente feliz, y se une a la idea del bien establecida por Aristóteles. Según él, existe un vínculo entre ser feliz y ser una buena persona. Entonces sería necesario cultivar la felicidad diaria a través de acciones virtuosas.
Sin embargo, Aristóteles reconoce que la felicidad también depende de nuestra suerte y de eventos que nos sobrepasan, como la guerra, la pobreza o la enfermedad. Si aceptar esta observación no te permite ser feliz, sin embargo, disipa la ilusión de la posibilidad de la felicidad eterna.
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La felicidad son breves momentos que se alternan con otros nada buenos. También la ausencia de dolor físico nos puede hacer felices.
ResponderEliminarCreo que en eso consiste más o menos la vida.
Un saludo.
Mas o menos, eso decía Epicuro. Según creo yo, la felicidad no depende de uno mismo y la serenidad, si. Me quedo con lo segundo, que a veces te da la felicidad.
EliminarUn saludo.
Yo soy feliz ahora... no antes. No después. Prefiero estar así que buscando algo que no se me ha perdido...
ResponderEliminarSaludos Carlos. No había visto está entrada antes...
La felicidad sólo existe en el presente... porque pasado y futuro no existen. Por eso le cuesta tanto a muchas personas el ser feliz: no saben estar en el presente.
EliminarSaludos, Manuel