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| Lobo |
Apacentando un joven su ganado,
Gritó desde la cima de un collado:
«¡Favor! que viene el lobo, labradores.»
Éstos, abandonando sus labores,
Gritó desde la cima de un collado:
«¡Favor! que viene el lobo, labradores.»
Éstos, abandonando sus labores,
Acuden prontamente,
Y hallan que es una chanza solamente.
Vuelve a clamar, y temen la desgracia;
Segunda vez los burla. ¡Linda gracia!
Y hallan que es una chanza solamente.
Vuelve a clamar, y temen la desgracia;
Segunda vez los burla. ¡Linda gracia!
Pero ¿qué sucedió la vez tercera?
Que vino en realidad la hambrienta fiera.
Entonces el Zagal se desgañita,
Que vino en realidad la hambrienta fiera.
Entonces el Zagal se desgañita,
Y por más que patea, llora y grita,
No se mueve la gente escarmentada,
Y el lobo le devora la manada.
¡Cuántas veces resulta de un engaño,
Contra el engañador el mayor daño!
No se mueve la gente escarmentada,
Y el lobo le devora la manada.
¡Cuántas veces resulta de un engaño,
Contra el engañador el mayor daño!
Félix María Samaniego, (1745-1801)
La fábula que usaba mi abuelo para enseñarnos a decir la verdad.
ResponderEliminarHay algunos....que abusan de ese engaño...
Saludos