Lobo Apacentando un joven su ganado, Gritó desde la cima de un collado: «¡Favor! que viene el lobo , labradores.» Éstos, abandonando sus labores, Acuden prontamente, Y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a clamar, y temen la desgracia; Segunda vez los burla. ¡Linda gracia! Pero ¿qué sucedió la vez tercera? Que vino en realidad la hambrienta fiera. Entonces el Zagal se desgañita, Y por más que patea, llora y grita, No se mueve la gente escarmentada, Y el lobo le devora la manada. ¡Cuántas veces resulta de un engaño , Contra el engañador el mayor daño! Félix María Samaniego, (1745-1801)