Ley 15 APLASTE POR COMPLETO A SU ENEMIGO
Empezando por Moisés, todos los grandes líderes de la historia sabían que era necesario aplastar por completo al enemigo al que temían. (En algunas oportunidades aprendieron esta lección a fuerza de golpes.)
Si se deja encendida una sola brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a desencadenarse un incendio. Se ha perdido más por una aniquilación a medias que por una exterminación total: el enemigo se recuperará y buscará venganza. Destrúyalo por completo, no sólo física sino también espiritualmente.
Wu Chao, nacida en 625 d.C., era hija de un duque y, como poseía mucho encanto, ingresó en el harén del emperador T'ai Tsung.
Emperatriz Wu Chao |
El harén imperial era un sitio peligroso, lleno de jóvenes concubinas que competían entre sí para convertirse en la favorita del emperador. La belleza y el carácter enérgico de Wu le permitieron alcanzar con rapidez esa posición, pero, como sabía que un emperador, al igual que cualquier otro hombre poderoso es un ser veleidoso, y que ella podría fácilmente ser reemplazada, no dejó de pensar en el futuro.
Wu logró seducir al libertino hijo del emperador, Kao Tsung, en la única oportunidad que tuvo de encontrarse con él a solas: mientras satisfacía sus necesidades fisiológicas en el orinal real. Aún así, cuando el emperador murió y Kao Tsung asumió el trono, Wu sufrió el destino que la ley y la tradición imponían a las esposas y concubinas de un emperador difunto: le afeitaron la cabeza y la recluyeron en un convento, supuestamente para el resto de su vida. Durante siete arios Wu planeó cómo fugarse de allí. Se comunicó en secreto con el nuevo emperador y trabó amistad con la emperatriz, y así consiguió que se emitiera un edicto real que le permitió retornar al palacio y al harén real. Una vez allí, procuró con adulaciones la amistad de la emperatriz, al tiempo que se acostaba con el emperador. La emperatriz no desaprobó esta conducta; como aún no le había dado un heredero al emperador, su posición era vulnerable y Wu constituía una aliada valiosa.
En el año 654, Wu Chao dio a luz un niño. Cierto día la emperatriz fue a visitarla; en cuanto se retiró, Wu ahogó al recién nacido, su propio hijo. Cuando se descubrió el asesinato, las sospechas...
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