Una joven ambiciosa quería hacerse rica rápidamente, así que decidió casarse con un hombre de 75 años, esperando que muriera en su noche de bodas y así heredar su fortuna. El noviazgo y la boda transcurrieron sin problemas, a pesar de la diferencia de edad de medio siglo. En la primera noche de su luna de miel, ella se desvistió y esperó a que él saliera del baño para irse a la cama. Sin embargo, cuando él salió, no llevaba nada puesto, excepto un condón cubriendo una erección de doce pulgadas, y además tenía un par de tapones en los oídos y otro par en la nariz. Alarmada y sintiendo que su plan podía salir terriblemente mal, la joven preguntó: — ¿Para qué son esos tapones? El anciano sonrió y respondió: — Hay dos cosas que no soporto en la vida: los gritos de una mujer y el olor a algo quemado. Y tú, ¿qué opinas? Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!