Mi mama tenía muchos problemas. No dormía y se sentía agotada. Era irritable, gruñona y amargada. Siempre estaba enferma, hasta que un día, de pronto, ella cambió. La situación estaba igual, pero ella era distinta. Cierto día, mi papa le dijo: - Amor, llevo tres meses buscando empleo y no he encontrado nada, voy a tomarme unas cervecitas con los amigos. Mi mama le contestó: - Está bien. Mi hermano le dijo: - Mamá, voy mal en todas las materias de la Universidad... Mi mama le contestó: - Está bien, ya te recuperarás, y si no lo haces, pues repites el semestre, pero tú pagas la matrícula. Mi hermana le dijo: - Mamá, choqué el carro. Mi mama le contestó: - Está bien hija, llévalo al taller, busca cómo pagar y mientras lo arreglan, movilízate en autobús o en el metro. Su nuera le dijo: - Suegra, vengo a pasar unos meses con ustedes. Mi mama le contestó: - Está bien, acomódate en el sillón de la sala y busca unas cobijas en el clóset. Todos en casa de mi mamá nos reunimos preocupados al ver...