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La espada de Damocles

Cicerón nos cuenta una interesante leyenda de los tiempos griegos.  Se decía que en la corte del rey Dionisio I de Siracusa, vivía un adulador llamado Damocles.  El rey no era muy popular entre sus súbditos, porque a pesar de que había intentado gobernar con mano dura y establecer el orden lo mejor que había podido, sus acciones no habían hecho sino granjearle numerosos enemigos, y constantemente se sentía angustiado y perseguido, con miedo de ser asesinado por alguien. Ver  20 reglas para el juego del poder Por ello, no le caía en gracia que el envidioso de Damocles no hiciera sino recordarle todo el tiempo la gran suerte que suponía ser rey, rodeado de esclavos, manjares y agasajos, además de grandes banquetes y celebraciones en su honor. Es así como un día, para callar al cortesano, Dionisio mandó llamarlo y le propuso cambiar los roles por un solo día: le cedería el mando de Siracusa, coronándolo rey temporalmente para que él mismo pudiese disfrutar de esos placeres y goces que env

El ojo y la espada - cuento zen -

“Durante las guerras civiles en el Japón feudal, un ejército invasor podía barrer rápidamente una ciudad y tomar el control.  En una aldea en particular, todos huyeron momentos antes de que llegara el ejército; todos excepto el maestro de Zen. El ojo y la espada - cuento zen - Curioso por este viejo, el general invasor fue hasta el templo para ver por sí mismo qué clase de hombre era este maestro. Como no fue tratado con la deferencia y sometimiento a los cuales estaba acostumbrado, el general estalló en cólera. -¡Estúpido! – le gritó mientras alcanzaba su espada- ¡No te das cuenta que estás parado ante un hombre que podría atravesarte sin cerrar un ojo! Pero a pesar de la amenaza, el maestro parecía inmóvil. - ¿Y usted se da cuenta, – contestó tranquilamente el maestro- que está parado ante un hombre que podría ser atravesado sin cerrar un ojo?”

Buscar el punto débil

Al tercer Shogun Iemitsu le gustaban los combates de espada. Una vez en que se dispuso ver a algunos de sus mejores espadachines exhibir sus habilidades, advirtió entre el público a un experto jinete llamado Suwa Bankuro, e impulsivamente le pidió participar. Bunkuro respondió diciendo que lo haría complacido si podía contender a caballo, añadiendo que podía derrotar a cualquiera a caballo. Iemitsu instó gustoso a los espadachines a pelear con Bunkuro en el estilo que él prefería. Resultó que Bunkuro tenía razón en su jactancia. Blandir una espada sobre un caballo bien adiestrado no era algo a lo que muchos espadachines estuvieran acostumbrados, y Bunkuro derrotó fácilmente a todos los que se atrevieron a enfrentarlo a caballo. Algo exasperado, Iemitsu dijo a Munemori que hiciera la prueba. Aunque espectador en esta ocasión, Munemori obedeció al instante y montó a caballo. Cuando su caballo trotó hasta el de Bunkuro, lo detuvo de súbito y golpeó la nariz del de Bunkuro con su espada d