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La tentación del misterio

El deseo de saber, y también el miedo a saber, pueden explicar la atracción que el misterio ejerce sobre nosotros. "Nos hace leer y nos hace vivir. Sólo el misterio nos hace vivir, sólo el misterio” , escribe en un poema Luis Cernuda . La tentación del misterio El misterio empieza atrayéndonos por el sonido mismo de la palabra, que ya parece contener una oscuridad invitadora y también el hermetismo de una puerta cerrada que no sabremos cómo abrir. Originariamente, en su etimología griega, misterio alude no a lo que no se conoce, sino a aquello que debería mantenerse oculto: según la gran Enciclopedia Espasa, que contiene muchos misterios y hasta laberintos y mundos en sus más de cien volúmenes, myein, en griego, significa “cerrar la boca”, que era lo que hacían los iniciados en los cultos secretos, en los rituales óficos o dionisíacos que debían mantenerse rigurosamente escondidos para los extraños. Para quienes fuimos educados en el sombrío catolicismo fran

Anibal encerrado y cómo crear un misterio

En la segunda Guerra Púnica (219-202 a.C.) el gran general cartaginés Aníbal arrasaba con todo en su marcha sobre Roma. Aníbal era conocido por su sagacidad y su ambigüedad.  Anibal encerrado y cómo crear un misterio  Bajo su liderazgo, el ejército de Cartago, aun cuando era menos numeroso que el de los romanos, siempre lograba superarlos. Sin embargo, en cierta ocasión, los exploradores de Aníbal cometieron un terrible error, al conducir a sus tropas hacia un terreno pantanoso, con el mar a sus espaldas. El ejército romano bloqueó los pasos de montaña que conducían al interior del país. Fabio,  el general romano, estaba exultante, pues por fin había logrado atrapar a Aníbal . Apostó a sus mejores centinelas en los pasos y elaboró un plan para destruir las fuerzas del cartaginés; pero en medio de la noche los centinelas vieron un espectáculo misterioso: una enorme procesión de luces subía por la montaña. Eran miles y miles de luces. Si aquello era el ejército de Aníba