Ir al contenido principal

Entradas

Buscador

El sueño del último emperador

Estaban tan a la vista que nadie reparó en ellos. Me refiero a los herederos del Imperio Romano. ¿O debería decir al propio Imperio? Usted conoce al presente Emperador, lo ha visto muchas veces en TV y su poder es muy, muy grande. Le llaman “Pontifex Maximus”, como a Julio César y sus sucesores. Siguen hablando en latín, visten como los antiguos romanos del Siglo V y están organizados de la misma manera. Lástima que ya no tengan Legiones, ¿o me estoy equivocando? Me estoy refiriendo al Sumo Pontífice Benedicto XVI y a la Iglesia Católica Apostólica ROMANA. El emperador romano Constantino tuvo un sueño . Antes de la batalla escuchó “in hoc signo vincit” (con este signo vencerás) y vio la Cruz. En realidad lo que vio fue un futuro genial para un Imperio que se desmoronaba. No quedaban ya ninguna de las virtudes que elevó a Roma a ser un Imperio milenario, sólo los ritos caducos y la estructura: una cáscara hueca. Tenía que aglutinar a su imperio como fuera, y ¿qué mejor que la nueva

El portazo del Diablo

Tenían razón Nostradamus, los aztecas, San Malaquías y la madre que los parió. Hoy, 22 de diciembre de 2013, además de cancelarse en España el tradicional sorteo de Navidad (ya no existe el dinero ni la ambición), se cumple el primer año después del fin del mundo. ¡Hay que joderse! Ahora que ya había pagado la hipoteca y la crisis parecía que levantaba un poco y que en España se estabilizaba el número de parados en X millones (despeje Usted la equis, que a mi me da cosa hacerlo). ¿Y cómo es que estoy escribiendo esto si el mundo se acabó? Pues el que se acabe el mundo conocido no quiere decir que el planeta estalle en confeti. Simplemente hemos empezado de nuevo. Si es que esto es empezar. Todo fue muy sencillo. Vino el Diablo a la Tierra, se apareció a la Humanidad entre rayos y nubes de azufre y otros efectos especiales (está en Youtube si quiere verlo, yo lo tengo en mi teléfono móvil, está muy logrado) y más o menos nos dijo esto: después de tantas eras con vosotros me aburro, sois

¿Ajustando tu mente ?

Resulta que un trabajo publicado en la revista 'Neuron' describe los procesos que tienen lugar en nuestro cerebro cuando nos damos cuenta de que nuestras respuestas no coinciden con las del grupo y cómo estos determinan que digamos, al final, lo que dice la mayoría. Pues mi cerebro debe ser de otra pasta o estar defectuoso. Las masas, mayorías y demás borregadas no son lo mío, tal vez sean lo de Usted, pero a mí, la opinión del grupo me deja indiferente. No me creo superior al resto, ni creo ser asocial, pero esto es lo que hay. Pienso que toda la comida de coco del trabajo en equipo, tal y como se vende ahora, es mas de lo mismo. Además, me consta que no soy el único que así lo cree. Se empieza dando la misma respuesta que el grupo y se acaba aborregado. Una cosa es comportarse en sociedad y otra ser masa. Pero es lo que hoy, ¿sólo hoy, antes no era así?, se lleva. Las frases del tipo de que la mayoría no se equivoca y chorradas semejantes me ponen los pelos de punta. Actua

Dios, otra vez

Dios se sube al bus. Lo han subido los ateos y los no ateos, que cada acción tiene su reacción. Y se han dicho y oído muchos comentarios. Para muchos lectores que no son españoles les pondré en antecedentes. Como idea procedente de Europa, se ha insertado un mensaje publicitario en un autobús urbano en el que se lee “probablemente Dios no exista, disfrute de la vida”. A lo que al poco tiempo ha aparecido otro bus con el mensaje contrario. No sé si existe Dios o no, pero si existe – como creo sólo los días pares - , se tiene que estar descojonando de risa, digo yo. Y si no existe, como suelo creer en los días impares, vaya bofetada al ya apaleado sentido común. Si le choca lo de los días pares e impares, es que por mi parte, veo tan demostrable como lo contrario la existencia de Dios. Como en asuntos de fe, que por ser irracional no se puede razonar, pues no trato ese enfoque y me quedo en la lógica indemostrable de un Dios cuya existencia es tan demostrable como indemostrable. También

Consejos vendo, que para mi no tengo.

Hay una crisis económica mundial. En España se suma además otra crisis propia por haber gastado mas de lo que teníamos. Pues bien, ya sea el partido del Gobierno, el de la Oposición o cualquier otro, todos los partidos políticos están en números rojos. Si así gestionan las economías de su partido, ¿cómo van a gestionar la economía pública? Los hechos responden a esta pregunta. Que no nos pase nada.

El sentido de la vida

El sentido de la vida y el  de la muerte, que van pegados y son inseparables. Estas preguntas ya se las hace el ser humano desde que tiene consciencia, así que no voy a ser yo el que descifre el misterio que a tantas personas ha traído de cabeza. Como Sócrates, solo puedo decir que sé que no sé nada. Aunque esta frase tiene su miga. De momento, hagamos un poco de historia. El Sentido de la vida En el Siglo IV a.d.C. hubo una explosión de sabiduría de la que poco más se ha avanzado hasta la fecha. En la India ya hacía siglos que se opinaba que el ciclo vital era una incesante repetición de vidas y reencarnaciones. Las acciones de una vida determinaban la siguiente. A eso le llaman karma. El sentido de la vida es romper con esa eterna rueda (samsara) y alcanzar el nirvana, o integración con la Unidad (o algo así). El budismo no aporta prácticamente nada nuevo a esa idea, salvo el decir que aboliendo el deseo se puede lograr ese estado. En esa época, en Israel, los profetas del

La finalidad de la especie humana

Muchos científicos, y muchos escritores de ciencia ficción, plantean la idea de que para colonizar el espacio deberíamos mandar por delante naves robotizadas que adaptaran un planeta como idóneo para la vida. Llevarían embriones de todas las especies (incluida la nuestra) y desde este planeta se repetiría la jugada hacia otro. Como idea no es descabellada y tal vez la Humanidad, más pronto que tarde, lo haga. Tal vez en el proceso destruyamos alguna forma de vida autóctona, pero sería un mal menor. Mi amigo Manolo opina que esta idea ya está en marcha. Lo genial de la idea es que, según él, nosotros somos los robots de la especie que envía embriones por el espacio para dejar como habitables los planetas elegidos. Esta especie que nos dejó “germinar” y nos programó para los viajes espaciales es la que de forma innata denominamos Dios, divinidad, etc. a lo largo de las eras. Si por algún imprevisto la Humanidad desapareciera, estos “dioses” tienen previsto que otra especie terrestre nos