Hasta hace poco, el tópico “spain is diferent” era que uno trabajaba y los demás miraban. Doy fe que en demasiadas ocasiones es cierto. Le reto a demostrar lo contrario; así, si usted gana, también me sentiré mejor. Pero creo que eso ya ha pasado a la historia como el Windows 3.0 y la TV en blanco y negro. Hace poco, en una de las innumerables zanjas con las que nos obsequia el ayuntamiento de (ponga Ud. aquí el nombre de su ciudad) he presenciado la versión 2.0 de esta actividad celtibérica. Se trata de que uno trabaja y los demás discuten. Entre ellos, con los que miran el tajo y opinan sin que les hayan preguntado y luego hasta con el único que trabaja, con lo que la labor no llega a ningún fin. Me dejó la situación una sensación de “déjà vu” (para los de la ESO, haberlo visto antes). No sabría decir si ya lo he visto en los “debates” de telebasura o en el Congreso de los Diputados, pero el caso es que me sonaba, y mucho. Está claro que nos gusta más discutir que hacer alg