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Los dos monjes y la chica

Dos monjes estaban peregrinando de un monasterio a otro y durante el camino debían atravesar una vasta región formada por colinas y bosques. Un día, tras un fuerte aguacero, llegaron a un punto de su camino donde el sendero estaba cortado por un riachuelo convertido en un torrente a causa de la lluvia. Los dos monjes se estaban preparando para vadear, cuando se oyeron unos sollozos que procedían de detrás de un arbusto. Al indagar comprobaron que se trataba de una chica que lloraba desesperadamente. Uno de los monjes le preguntó cuál era el motivo de su dolor y ella respondió que, a causa de la riada, no podía vadear el torrente sin estropear su vestido de boda y al día siguiente tenía que estar en el pueblo para los preparativos. Si no llegaba a tiempo, las familias, incluso su prometido, se enfadarían mucho con ella. Los dos monjes y la chica El monje no titubeó en ofrecerle su ayuda y, bajo la mirada atónita del otro religioso, la cogió en brazos y la llevó al otro lado

El ego pesa demasiado para cargarlo y soportarlo

Todos los días, el maestro Zhang nos hacía subir corriendo los cientos de escalones del Monte Wu Dang inmediatamente después de la salida del sol. Mientras, él esperaba sentado en una piedra en la cima, justo en la entrada del monasterio donde el resto del día pasaríamos entrenando y meditando los secretos del arte Taoísta. La visión de su silueta nos alegraba, más por saber que ya se acercaba el final del recorrido que por el respeto que le debíamos. El ego pesa demasiado para cargarlo y soportarlo Cierto día, antes de regresar a casa, me quise esforzar para llegar el primero, pero, al verme, dijo: - ¡Subes muy pesado! Baja y haz de nuevo el recorrido más ligero – Sin poder creer lo que me estaba pidiendo, sin embargo me di la vuelta y descendí hasta el valle para comenzar otra vez el ascenso. Con el alma a cuestas, jadeando, llegué por segunda vez donde se encontraba. – ¡Mucho mejor! – dijo sonriendo – Pero baja de nuevo porque sigues muy pesado –

El bambú japonés y el proceso de crecimiento interno

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.  También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, hablándole con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor! El bambú japonés y el proceso de crecimiento interno Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarroll

El hombre al que Dios no atendía sus plegarias

En aquel tiempo hubo unas inundaciones y un hombre muy creyente en Dios se quedó en lo alto de un campanario totalmente aislado.  Pasa toda la mañana y por la tarde llega una barca: - ¡Oiga! suba que le llevamos. - No gracias, tengo fe en Dios y estoy seguro que él me salvará. - ¿Está seguro? - Sí, sigan que Dios me salvará. El hombre al que Dios no atendía sus plegarias Pasa toda la noche y al día siguiente pasa a su lado una lancha: - ¡Eh, oiga! Suba que le llevamos. - No, no hace falta. Soy muy devoto y Dios me salvará. Y los de la lancha deciden no insistir. Sigue pasando el tiempo y por la tarde llega un helicóptero de la Guardia Civil, otra vez la misma conversación: - ¡Ehhhhh! ¡El del campanario! ¿Necesita ayuda? - No, gracias. Confío en Dios y él me salvará. La Guardia Civil se va depués de haber intentando razonar con él y esa noche vuelve a subir el nivel de las aguas y el hombre se ahoga. Cuando va al cielo se encuentra con Dios y le dice: -

4 cosas que los millonarios hacen constantemente

Todos nosotros sabemos que el dinero no puede comprar la felicidad. Sin embargo, el dinero es muy útil. El dinero te proporciona la capacidad de seguir haciendo lo que te gusta. El trabajo que estás haciendo cada día debería ser lo que te gusta hacer. Para tener la capacidad de hacer continuamente lo que te gusta, debes tener la capacidad de obtener los ingresos suficientes para hacerlo. Por eso creo que en realidad el dinero es muy valioso y tiene su lugar en tu felicidad. La clave de esta felicidad incluye obtener unos ingresos por hacer lo que te gusta, en lugar de ganar ese dinero estresándote por hacer algo que odias. 4 cosas que los millonarios hacen constantemente En este artículo, he enumerado las 4 cosas que todos los millonarios hacen constantemente : Los millonarios hacen lo que les gusta Es un atributo importante de los millonarios. Es posible encontrar a un millonario que haga algo que no le gusta, pero nunca alcanzará la felicidad. Alcanzar el e

¿Cómo piensan los genios creativos?

¿Cómo les llegan las ideas a los genios? ¿Qué tiene en común la forma de pensar de quien pintó la "Mona Lisa" con quien dio lugar a la Teoría de la Relatividad?  ¿Qué caracteriza a las estrategias de pensamiento de  Einstein, Edison, Da Vinci, de Darwin, Picasso, Miguel Ángel, Galileo, Freud, y Mozart? ¿Qué podemos aprender de ellos? ¿Cómo piensan los genios creativos? Durante años, los académicos y los investigadores han tratado de estudiar  a los genios por sus estadísticas vitales, como si montones de datos de alguna manera fueran a iluminar a un genio. En su estudio del genio de 1904, Havelock Ellis señaló que la mayoría de los genios son personas mayores de 30 años; tenían madres menores de 25 años y eran por lo general niños enfermizos. Otros estudiosos informaron que muchos eran célibes (Descartes), otros eran huérfanos (Dickens) o sin madre (Darwin). Al final, los montones de datos no iluminan nada. Los académicos también trataron de medir los víncu

Las claves de la seducción

Psicólogos británicos afirman que sonreír y mirar a los ojos son las claves de la seducción. Esta preferencia apenas varía si el rostro es hermoso o feo, si está alegre o enfadado. Ni trapos ni potingues ni perfumes caros. Sonreír y mirar a los ojos son la receta infalible en el cortejo amoroso. Lo dice un ambicioso estudio de psicólogos dirigido a determinar qué es lo que hace que nos guste más un rostro que otro y hasta qué punto eso influye en nuestras preferencias sexuales. Y parece que influye. Las conclusiones del estudio –llevado a cabo por científicos de las universidades escocesas de Stirling y Aberdeen– reflejan que es más probable que una persona nos parezca atractiva si sonríe y si nos mira a los ojos . No importa que sea más o menos agraciada. Estos dos factores se llevan la palma de la seducción . La actriz Scarlett Johansson, mirando fijamente y sonriendo a la cámara. (Foto: AP) El método del estudio sobre las claves de la seducción es de una sencille