Formidables estratagemas romanas de un genio militar. Descubre el arte de la guerra, la astucia, el engaño y la estrategia de Frontino.
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Estratagemas de un romano genial |
Confundir, engañar, fingir, ser astuto. De esto es lo que escribe Frontino. No son los grandes movimientos estratégicos o la planificación de las campañas lo que le interesa, ni la exposición de una doctrina militar a través de la lista de máximas. Su tema es el arte de hacer frente a la situación sobre el terreno, y con este objetivo selecciona y recopila unos 500 episodios de la guerra en Roma y Grecia. Para muchos problemas prácticos, Frontino es verdadero "manual del usuario”, ya que sugiere una respuesta basada en la táctica. Su visión apela a la inteligencia, a la flexibilidad y a la creatividad de los hombres que actúan como líderes Ver Las 20 leyes de la astucia
CÓMO DISTRAER LA ATENCIÓN DEL ENEMIGO
CÓMO OCULTAR LOS PROPIOS PLANES
CÓMO INSPIRAR PÁNICO EN LAS FILAS ENEMIGAS
1/ El cónsul Cayo Sulpicio Pético, cuando estaba por luchar contra los galos, ordenó a ciertos arrieros que se retiraran en secreto con sus mulas a las colinas cercanas, y luego, después que el enfrentamiento hubiera comenzado, se exhibieran repetidamente a los combatientes, como si montaran sobre caballos. Los galos, por lo tanto, imaginando que venían los refuerzos, retrocedieron ante los romanos, aún estando ya casi victoriosos.
SOBRE CÓMO TERMINAR LA GUERRA DESPUÉS DE UN ENFRENTAMIENTO VICTORIOSO
1/ Después que Cayo Mario hubo derrotado a los teutones en batalla, y la noche puso fin al conflicto, acampó alrededor del remanente de sus enemigos. Haciendo que un pequeño grupo de sus hombres levantara ruidosos gritos de vez en cuando, mantuvo al enemigo en estado de alarma y evitó que se aseguraran el descanso. Tuvo éxito así más fácilmente en aplastarlos el día siguiente, puesto que no habían tenido descanso alguno.
2/ Claudio Nerón, habiéndose encontrado con los cartagineses en su camino de España a Italia bajo el comando de Asdrúbal, los derrotó y lanzó la cabeza de Asdrúbal en el campamento de Aníbal. Consecuentemente, Aníbal quedó abrumado por la pena y el ejército abandonó toda esperanza de recibir refuerzos.
CÓMO CONOCER LA AMENAZA DE TRAICIÓN Y LA DESERCIÓN
1/ Hanón, comandante de los cartagineses en Sicilia, se enteró en una ocasión que aproximadamente cuatro mil mercenarios galos se habían confabulado para desertar de los romanos, porque durante varios meses no habían recibido paga alguna. No atreviéndose a castigarlos por miedo al motín, prometió hacer el pago diferido aumentando sus salarios. Cuando los galos dieron gracias por esto, Hanón, prometiendo que se les permitiría salir a buscar provisiones en un tiempo apropiado, envió al cónsul Otacilio un administrador de extrema confianza, quién fingió haber desertado debido a la malversación, y quién le informó que durante la próxima noche, cuatro mil galos, enviados en una expedición a buscar provisiones, podrían ser capturados. Otacilio, no creyendo inmediatamente al desertor, ni pensando que la cuestión debía ser tratada con desdén, colocó emboscados a sus hombres elegidos. Éstos encontraron a los galos, quienes cumplieron el objetivo de Hanón de una doble manera, ya que ellos no sólo mataron a ningún romano, sino que fueron a su vez muertos hasta el último hombre.
SOBRE LA JUSTICIA
1/ Cuando Camilo sitiaba a los faliscos, un maestro de escuela llevó a los hijos de los faliscos fuera de las murallas, como para un paseo, y luego los entregó, diciendo que, si ellos eran retenidos como rehenes, se obligaría a que la ciudad ejecutara las órdenes de Camilo. Pero Camilo no sólo despreció la perfidia del profesor, sino que ató sus manos detrás de su espalda y lo devolvió a los muchachos para ser conducido de regreso a sus padres con varas. Así ganó por la bondad una victoria que había desdeñado asegurar por el fraude; los faliscos, a consecuencia de este acto de justicia, se rindieron voluntariamente a él.
SOBRE VARIOS AXIOMAS Y ARDIDES
1/Después que Quinto Sertorio aprendió por experiencia que él no era de modo alguno rival para el ejército romano entero, y deseoso de demostrar esto a los bárbaros también, que exigían precipitadamente la batalla, hizo traer a su presencia dos caballos, uno muy fuerte y el otro muy débil. Luego trajo dos jóvenes de físico correspondiente, uno robusto, el otro ligero. Se le encomendó al joven más fuerte que le sacara la cola entera al caballo débil, mientras se encomendó al joven más ligero que le sacara los pelos al caballo fuerte, uno por uno. Entonces, cuando el joven ligero triunfó en su tarea, mientras el fuerte todavía luchaba en vano con la cola del caballo débil, Sertorio observó: "por esta imagen les he expuesto, mis hombres, la naturaleza de las cohortes romanas. Ellos son invencibles al que las ataca en un solo cuerpo; él que las ataque por grupos las rasgará y desgarrará».
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