Miguel de Molinos ha pasado a la historia del Pensamiento español por fundar la corriente filosófica y espiritual heterodoxa denominada Quietismo, también llamado Molinismo. Esta doctrina es muy similar al budismo. Fue teólogo, escritor místico y considerado un hereje.
El quietismo de Miguel de Molinos
Biografía de Miguel de Molinos
Miguel de Molinos Zuxia nació en Muniesa, provincia de Teruel, en 1628. A los 18 años comenzó a estudiar teología en el Colegio de San Pablo de la Compañía de Jesús, en Valencia. Tras ordenarse sacerdote el 21 de diciembre de 1652, fue confesor de monjas, perteneciendo al Colegio del Corpus Christi y a la Cofradía Escuela de Cristo, que fomentaba la reflexión espiritual.
En 1663, la Diputación valenciana le nombró postulador en Roma para promover un proceso de beatificación de Francisco Jerónimo Simón de Rojas. En esta ciudad transcurrió el resto de su vida, asentado en la iglesia agustina de San Alfonso, destacó como predicador, confesor, director espiritual y gran ascético iluminado. Llegó a convertirse en una de las figuras centrales de los círculos eclesiásticos e intelectuales de Roma. Aunque consiguió destacados adeptos, finalmente se hundió en el descrédito.
Un sacerdote cristiano y budista en el Barroco español |
Doctrina del quietismo y el budismo
Fue figura eminente de un movimiento ligado con el Jansenismo, Carmelismo y Jesuitismo, pero al que Miguel de Molinos aportó originalidad, y lo llamó Quietismo. Escribió en prosa anterior a la decadencia de la época barroca, e incluso a la de Quevedo o Gracián, que recuerda la de fray Luis de León o San Juan de la Cruz. La doctrina Quietista está muy relacionada con el Budismo y su búsqueda del nirvana, existían ya antecedentes en las religiones orientales y en el Neoplatonismo, pero también estuvo influenciada por la obra de San Agustín.
Su "Guía espiritual" representó el último ejemplar de la tradición mística española, un auténtico "best-seller" de la época que se tradujo al latín, francés, holandés, alemán e inglés y del que se hicieron veinte ediciones en quince años. Fue publicada en italiano en Roma en 1675 con el significativo subtítulo de Que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la interior paz.
Las vías del quietismo para llegar a Dios
Para el Quietismo molinista, existen dos vías para llegar a Dios: a través del discurso y la meditación; y mediante el recogimiento interior y la contemplación. Se trataba de una concepción dualista esotérico-elitista. Consideraba su modelo de fe era superior, el otro inferior; por ello lazó críticas contra el método escolástico y los padres espirituales, que defendían un tipo de fe conceptual y externa.
La doctrina molinista representa la autonegación del yo llevada a su máximo extremo: la aniquilación personal como espacio de relación con Dios. Para llegar a la paz interior, es necesario renunciar a la propia voluntad y someterse sin condiciones a la voluntad divina, eliminando todo vestigio de amor propio y de autoestima: “Esta hidra de siete cabezas del amor propio se ha de degollar para llegar a la cumbre del alto monte de la paz”. Quien ama a Dios no puede amarse a sí mismo: "No está la dicha en gozar sino en padecer con quietud y resignación".
Molinos definía como perfecta aniquilación a "tenerse en baja estima a sí mismo y a todas las cosas del mundo". El camino para llegar a la fusión con Dios es la nada: "Vístete de esa nada y de esa miseria, y procura que esa miseria y esa nada sea tu continuo sustento y morada". La elección voluntaria del no-ser o del no-yo es la culminación del verdadero ser: "Por el camino de la nada has de llegarte a perderte en Dios, que es el último grado de la perfección".
En definitiva, el mejor camino para llegar a Dios y encontrar la felicidad es no hacer nada: el alma tiene que estar pura y sin pecado, aligerada de toda preocupación o meditación, y para ello debe estar quieta. Este vacío del espíritu es el camino más corto para llegar a Dios, y este se encargará de hacer lo demás.
La influencia del Quietismo se extendió por naciones católicas y protestantes. Tan curiosa doctrina sobre la oración mental ganó numerosos adeptos, y no sólo en los conventos. Fue recibido por personalidades de su época, como el general de la Compañía de Jesús, Paolo Oliva, se hizo amigo del papa Inocencio XI, y mantuvo correspondencia con la reina Cristina de Suecia.
El Quietismo repercutió sobre todo en Italia, donde Molinos consiguió ganarse la amistad de los cardenales Casanata, Carpegna, Azzolini y D´Estress, siendo este último más tarde su enemigo, y tuvo como seguidores a Leandro Coloredi, Cíceri y Petrucci, obispo de Jesi. En Francia difundieron el Quietismo el padre François Lacombe, madame Jeanne-Marie Guyon y el escritor Fénelon, que apoyó las doctrinas de Molinos sobre el amor divino. En Inglaterra la Guía espiritual ejerció una notable influencia sobre el movimiento cuáquero, y en Alemania sobre el místico August Hermann Francke.
A pesar de que en el extranjero lograse bastante notoriedad, Molinos no tuvo la misma reputación en España. El historiador Marcelino Menéndez Pelayo lo llamó "clérigo oscuro" en su Historia de los heterodoxos españoles. Siglos más tarde, el Quietismo influyó en José Ángel Valente, que inspiró su poesía del silencio en algunos postulados de Molinos, y en el escritor portugués Miguel Torga.
Fuera del contexto teológico, en su Dictionnaire Historique et Critique de 1697, Pierre Bayle lo consideró un antecedente de la Ilustración, efectuando una descalificación del pensamiento oriental sobre la base de homologarlo al Quietismo. La filosofía de Schopenhauer y su crítica a la voluntad como la encarnación del mal están muy cerca del Quietismo molinista. También existe una relación entre la sublimación molinista de la nada y la ontología existencial de Heidegger, aunque éste designe lo realmente auténtico no en ser-nada, sino como ser-para-la muerte.
Los miembros de la Compañía de Jesús, cada vez más reacios a aceptar la experiencia mística como vía legítima del conocimiento de Dios, establecieron una campaña difamatoria contra Molinos. Fue el método de unión mística basado en la aniquilación, el recogimiento, la muerte mística, la oración de quietud y la suspensión de palabra y entendimiento, lo que cayó bajo sospecha teológica. Se estaban enfrentando dos conceptos de espiritualidad: el contemplativo molinista y el discusivo jesuita.
En 1678, movidos en parte por la envidia, los jesuitas Gotardo Bell´Uomo y Paolo Segneri criticaron las teorías molinistas, incluyeron sus obras en el Índice de libros prohibidos de 1681 y pusieron sobre aviso a la Inquisición. Para hacer frente a las acusaciones, en 1680 Molinos escribió Defensa de la contemplación, que no pudo ser editada. Escribió además La devoción de la buena muerte (Valencia, 1662) y Cartas a un caballero español desengañado para animarle a tener oración mental (Roma, 1676).
El quietismo y la Inquisición
La Guía espiritual fue también denunciada por el cardenal d´Estrées, embajador en Roma del rey Luis XIV, que consideraba a los quietistas partidarios de la Casa de Austria y enemigos de Francia. Molinos fue detenido por la Inquisición el 18 de julio de 1685 y su proceso se prolongó dos años ante la dificultad de hallar pruebas incriminatorias sobre las supuestas desviaciones doctrinales de su Guía espiritual.
El 13 de septiembre de 1687 tuvo lugar el acto de abjuración solemne en la iglesia de Santa María Sopra Minerva. Bajo tortura y ante 23 cardenales, pidió perdón y confesó cualquier cosa que le imputaban. Fue condenado por "inmoralidad y heterodoxia" a prisión perpetua. Conducido de la mazmorra a un monasterio en Roma, Molinos moría el 28 de diciembre de 1696.
El 20 de noviembre de 1687, Inocencio XI publicaba la bula Coelestis Pastor condenando 68 proposiciones molinosistas de la Guía Espiritual por heréticas, blasfemas, subversivas, inmorales e incitar al pecado sexual.
El argumento teológico más reiterado es el de la inmoralidad y la incitación al pecado, es decir, al deseo sexual. Acusaba a Molinos de promover una espiritualidad que dejaría en suspenso, en virtud de la apelación a la quietud, la responsabilidad moral, que derivaría hacia la irresponsabilidad moral del pecado sexual. En síntesis, los tres principales argumentos serían los siguientes:
1. encarnar la tendencia natural a evitar esfuerzos y práctica de virtudes.
2. exagerar la gracia divina y la pasividad espiritual, hasta el punto de eliminar la voluntad, el esfuerzo y la responsabilidad, lo que conduciría a la ociosidad espiritual.
3. modificar el carácter de la unión mística, derivando hacia una especie de panteísmo donde no queda definido el límite entre el hombre y Dios.
En 1695, una ola de anti-misticismo, encabezada por Boussuet, condenaba en Francia la doctrina del Quietismo y perseguía a todos sus fieles.
Fuente: http://bit.ly/2g5NHEn
Ya ves que cualquier forma de pensar, fuera de la posición oficial, está condenada, aunque la complemente...
ResponderEliminarSaludos Carlos
A ningún pastor le gusta que alguna oveja se salga del rebaño. Primero le enviará al perro, y si la conducta es recurrente, la sacrifica. Eso hace un buen pastor.
EliminarSaludos, Manuel
Por diferentes caminos, muchos han buscado en realidad lo mismo.
ResponderEliminarUn saludo.
Lástima que al paisano la Inquisición le dejara hecho polvo...
EliminarUn saludo