El arte de la estrategia indirecta de Liddel Hart en ocho máximas que te serán de utilidad tanto en tu actividad profesional como en tu vida privada.
Los axiomas mencionados en la estrategia indirecta, expresados aquí como máximas, no pueden ser condensados en una sola palabra; pero pueden ser puestos en suficientemente pocas palabras como para resultar prácticos.
Son ocho en total, de los cuales seis son positivos y dos negativos. Se aplican tanto a la estrategia como a la táctica a menos que se indique lo contrario.
El arte de la estrategia indirecta |
Máximas positivas de la estrategia indirecta
Estrategia indirecta nº 1. Ajuste su fin a sus medios
Al determinar su objetivo, haga prevalecer una visión clara y un frío cálculo. Es una tontería "morder más de lo que se puede masticar" y la sabiduría militar comienza por el sentido de lo que es posible. Aprenda a enfrentar los hechos manteniendo la fe: siempre habrá mucha necesidad de fe – la fe puede lograr lo imposible cuando la acción comienza.
La confianza es como la corriente en una batería; evite agotarla en esfuerzos inútiles y recuerde que la propia y continua confianza de usted mismo no servirá de nada si las celdas de su batería – los hombres de los cuales usted depende – se han agotado.
Estrategia indirecta nº 2. Mantenga siempre su fin en mente al tiempo que adapta su plan a las circunstancias
Sea consciente de que hay varias maneras de alcanzar un fin pero asegúrese de que cada objetivo esté relacionado con ese fin. Y al considerar posibles objetivos, sopese la ventaja de conquistarlos comparándola con el servicio que su conquista le brindará al fin. El deambular por caminos laterales es malo; pero el meterse en un callejón sin salida es mucho peor.
Estrategia indirecta nº 3. Elija la línea o el curso de acción menos esperado.
Trate de ponerse en los zapatos del enemigo y piense en el curso de acción que éste considerará o preverá como el menos probable
Estrategia indirecta nº 4. Explote la línea de menor resistencia.
Haga esto siempre que pueda conducirlo a cualquier objetivo favorable al fin subyacente que se haya fijado. (En táctica esta máxima se aplica al uso de las reservas de las que disponga y en estrategia a la explotación de cualquier éxito táctico).
Estrategia indirecta nº 5. Tome una línea de acción que ofrezca objetivos alternativos.
Haciéndolo así pondrá a su oponente sobre los cuernos de un dilema, lo cual ayudará mucho a asegurarle a usted la oportunidad de conquistar al menos un objetivo – el que menos cuide el oponente – y puede darle la oportunidad de lograr un objetivo tras otro. Los objetivos alternativos le permitirán mantener la oportunidad de ganar un objetivo. A menos que el enemigo sea incuestionablemente débil, un objetivo singular implica la certeza de que usted no podrá conquistarlo si su oponente ya no tiene dudas acerca de lo que usted intenta lograr.
No hay error más común que el de confundir una sola línea de operaciones, lo cual es usualmente algo sabio, con un único objetivo, lo cual usualmente es algo insubstancial. (Si bien esta máxima se aplica principalmente a la estrategia, debería ser aplicada en lo posible a la táctica. De hecho, forma la base para las tácticas de infiltración).
Estrategia indirecta nº 6. Asegúrese de que tanto el plan como sus disposiciones son flexibles y adaptables a las circunstancias.
Su plan debería prever y proveer para el siguiente paso; ya sea después del éxito, del fracaso, o de un éxito parcial – que es el caso más común en una guerra. Las disposiciones (o las formaciones) que decida deberían ser tales que permitan este aprovechamiento o adaptación en el menor tiempo posible.
Máximas negativas de la estrategia indirecta
Estrategia indirecta nº 7. No lance su fuerza al asalto mientras su oponente está en guardia; es decir: mientras está preparado para enfrentarlo o evadirlo.
La experiencia histórica demuestra que, excepto contra un oponente muy inferior, el ataque efectivo no es posible hasta no haber paralizado el poder de resistencia o evasión del enemigo. Por lo tanto, ningún comandante debería lanzar un verdadero ataque contra un enemigo que se encuentra en posición hasta que no esté seguro de que una parálisis como la mencionada se ha producido. Esta parálisis se produce por la desorganización y su equivalente moral, la desmoralización del enemigo.
Estrategia indirecta nº 8. No renueve un ataque a lo largo de la misma línea (o en la misma forma) después de que otro anterior ha fracasado.
Un simple refuerzo no es cambio suficiente porque es probable que el enemigo también se ha fortalecido en el ínterin. Incluso, lo más probable es que el éxito en rechazarlo a usted lo haya fortalecido moralmente. La verdad esencial que subyace a estas máximas es que, para obtener éxito, existen dos problemas mayores que deben ser resueltos: la dislocación y la explotación. La primera precede y la segunda sigue al ataque en sí siendo que este ataque es un acto simple en comparación. No se puede golpear al enemigo sin haber creado la oportunidad para hacerlo y no se puede convertir el efecto en decisivo sin explotar la segunda oportunidad que se presenta antes de que pueda recuperarse. La importancia de estos dos problemas nunca fue adecuadamente reconocida y esto explica bastante bien la usual incertidumbre en la guerra.
El adiestramiento de los ejércitos está principalmente dedicado a desarrollar la eficiencia en la detallada ejecución del ataque. Esta concentración sobre la técnica táctica en ejercicios en tiempo de paz tiende a oscurecer el elemento psicológico. Promueve un culto a la coherencia en lugar de impulsar la sorpresa. Cría comandantes tan preocupados por no hacer nada mal, por proceder "según el manual", que se olvidan de la necesidad de hacer que el enemigo haga algo mal.
El resultado es que sus planes no dan resultado. En la guerra, las relaciones que con más frecuencia cambian son las que se deben a errores forzados. En ocasiones un comandante ha evitado lo obvio y ha hallado en lo inesperado la clave para una decisión exitosa – excepto cuando la fortuna no le fue favorable. Lo cierto es que la suerte nunca puede quedar divorciada de la guerra desde el momento en que la guerra es parte de la vida. Por ello, lo inesperado no puede garantizar el éxito, pero garantiza la mejor probabilidad de éxito.
A tener en cuenta. Otra cosa es tener ocasión de poner alguno de los consejos en práctica, como no sea con los cuñados.
ResponderEliminarUn saludo.
Esta estrategia se adapta como un guante al espinoso asunto de los cuñados. Con las cuñadas, no hay estrategia que valga.
EliminarUn saludo.
Hace tiempo, en una negociación, utilicé la 7. Creyeron que su oferta era la ganadora, pero hubo un "rodeo" que no se pensaron...Estaban muy tranquilos porque se veían ganadores...
ResponderEliminarLo del sitio menos esperado, también mina la confianza del oponente.
Saludos Carlos.
Utilizar la sorpresa también requiere el hacerlo en el momento mas adecuado para lograr el máximo impacto.
EliminarSaludos, Manuel