Hay una historia judía muy corta sobre esto. Moishe, el carpintero, que regresaba a casa con su salario de la semana, fue amenazado por un ladrón armado en una calle desierta.
"Toma mi dinero", le dijo Moishe al ladrón, pero hazme un favor: dispara una bala a través de mi sombrero, o mi esposa no creerá que me robaron.
El ladrón hizo lo que Moishe le había pedido que hiciera. Lanzó el sombrero de Moishe al aire y le disparó una bala.
"Hagamos que parezca que me he encontrado con una banda de ladrones —dijo Moishe—, ¡o mi mujer me llamará cobarde! Por favor, haz algunos agujeros a través de mi abrigo".
"Disculpe —le interrumpió el ladrón—. "Se acabaron los agujeros. No tengo más balas".
"¡Eso es todo lo que quería saber!-dijo Moishe-.¡Ahora devuélveme mi dinero y algo más por el sombrero y el abrigo que arruinaste, o te golpearé!"
El ladrón tiró el dinero y huyó.
Nunca es demasiado tarde para usar tu cerebro para salir de una situación difícil.
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La vida real y cotidiana está llena de éstas situaciones. Los intercambios de favores hipócritas se suceden jugada a jugada como si fuera un ajedrez... hasta que el más rápido finaliza la serie con un chantaje tratando de que valga como un jaque mate.
ResponderEliminarExcelente reflexión
ResponderEliminarJajajaja...buenísimo..
ResponderEliminarMuy Buena reflexion te felicito!
ResponderEliminarBuen ejemplo para concluir que muchas dificultades en la vida se resuelve con serenidad, astucia e inteligencia.
ResponderEliminarEn Mexico, si cruzas palabra con cualquier delincuente, corres el riesgo de perder la vida... =(
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