Un rescate muy audaz

La Operación Entebbe, también conocida como Operación Thunderbolt, es considerada una de las misiones militares más audaces y sorprendentes de la historia moderna. 

Esta operación de rescate, llevada a cabo por las Fuerzas de Defensa de Israel en 1976, destacó por su planificación meticulosa, ejecución precisa y el alto riesgo que implicaba.

El 27 de junio de 1976, un avión de Air France fue secuestrado por terroristas palestinos y alemanes, quienes llevaron a los rehenes a Uganda, un país distante y hostil hacia Israel. La situación era extremadamente delicada, ya que los rehenes estaban retenidos en un aeropuerto fuertemente custodiado y rodeado de tropas ugandesas leales al dictador Idi Amin, quien apoyaba a los secuestradores.

Lo que hizo que esta operación fuera particularmente extraordinaria fue la serie de circunstancias y decisiones que la rodearon. En primer lugar, la distancia entre Israel y Uganda era enorme, lo que requería una logística compleja y un plan de vuelo preciso para llegar sin ser detectados. Además, los militares israelíes tuvieron que actuar con una rapidez asombrosa, ya que cada minuto aumentaba el riesgo para los rehenes.

Un factor crucial que contribuyó al éxito de la misión fue la información detallada que Israel pudo obtener sobre el diseño del aeropuerto. Curiosamente, una empresa israelí había construido el aeropuerto de Entebbe años antes, lo que permitió a los planificadores de la misión recrear una maqueta exacta para entrenar a los comandos. Esta ventaja inesperada fue fundamental para la precisión de la operación.

La ejecución de la misión fue igualmente impresionante. Los israelíes enviaron cuatro aviones de carga C-130 Hercules, con el primero siguiendo a un carguero británico que se esperaba en el aeropuerto para evitar sospechas. Al aterrizar, parte de los comandos israelíes, vestidos con uniformes ugandeses, se desplazaron en vehículos similares a los utilizados por Idi Amin, logrando acercarse a la terminal sin levantar alarmas.

En cuestión de minutos, los comandos israelíes neutralizaron a los terroristas, rescataron a la mayoría de los rehenes y destruyeron los aviones de combate ugandeses estacionados en la base para evitar una posible persecución. Todo esto se logró en menos de una hora, minimizando las bajas y logrando un éxito que parecía imposible dadas las circunstancias.

La Operación Entebbe no solo fue un triunfo militar, sino que también tuvo un impacto psicológico significativo. Demostró la capacidad de Israel para proteger a sus ciudadanos en cualquier parte del mundo y envió un mensaje claro a los terroristas sobre las consecuencias de sus acciones. Además, estableció un nuevo estándar en operaciones de rescate de rehenes, influyendo en la doctrina militar y antiterrorista de muchos países en las décadas siguientes.

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