La foto tomada en la década de 1940 muestra a una mujer inuit y su familia pasando tiempo dentro de un iglú, una vivienda tradicional que ha permitido a los inuit sobrevivir en condiciones extremas durante siglos.
Aunque culturalmente se asocian con "grandes bloques de hielo", los iglús están hechos principalmente de nieve comprimida. Esta nieve actúa como un excelente aislante, atrapando el calor corporal y manteniendo el interior sorprendentemente cálido, incluso en condiciones bajo cero.
La razón por la que se utiliza la nieve es que la capa de aire atrapada en ella actúa como aislante térmico. Incluso en frío extremo, donde las temperaturas exteriores pueden alcanzar los -45 °C, el interior del iglú se calienta solo con el calor corporal, manteniéndolo a una temperatura cómoda de alrededor de -7 °C a 16 °C.
Un iglú es una vivienda acogedora y eficaz que demuestra el asombroso ingenio del ser humano para adaptarse a su entorno. La construcción de iglús es un testimonio de la habilidad y el conocimiento de los inuit, quienes han perfeccionado esta técnica a lo largo de generaciones para crear refugios seguros y cálidos en uno de los climas más inhóspitos del planeta.
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