Comencemos con una verdad particularmente difícil de digerir, pero que considero importante abordar.
Para algunas personas, quizás sería mejor no haber nacido nunca.
Es una postura brutal, lo sé. Sin embargo, ¿es realmente noble mantener con vida a un niño o adulto que carece por completo de la capacidad de hablar, comunicarse, caminar, trabajar, crear arte o simplemente disfrutar de la vida? Me refiero a aquellos que no pueden usar un baño, vestirse o lavarse sin ayuda, y que son, en esencia, un bebé eterno, atrapado en su propio cuerpo en un estado de dependencia indefensa y sin esperanza.
Algunas personas nacen con discapacidades tan severas que, en muchos casos, su existencia solo prolonga el sufrimiento. Esto no solo afecta profundamente a sus padres, sino que el cuidado constante que requieren a menudo impone un costo mental masivo en sus hermanos sanos. Recuerdo haber leído la entrevista a los hermanos de un hombre adulto con una discapacidad grave. Este hombre sufría frecuentes arrebatos violentos y operaba al nivel mental de un niño de dos años. Tanto su hermano como su hermana declararon que el miedo a tener un hijo con una condición similar les impedía casarse o tener hijos propios. El trauma puede tener un impacto devastador en una persona.
Cuando un médico te informa que el niño en tu vientre nacerá con una discapacidad grave, con una calidad de vida y una esperanza de vida muy disminuidas, es crucial considerar seriamente si traer o no a ese niño al mundo. No solo por tu propio bienestar y el del niño, sino también por el bien de los hijos sanos que ya puedas tener: ellos sufrirán. Y no me refiero solo a los padres; incluso los hermanos de un niño así pueden verse obligados a convertirse en cuidadores de por vida. Es un destino cruel que no le desearía a nadie. Ver El poder de tu mente
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Comentarios
Publicar un comentario