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Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

Un diploma no garantiza completamente la riqueza

¡Un poderoso relato sobre el éxito! El autor se graduó con honores, pero fue el taquero quien le enseñó el secreto de la riqueza.

Cuando era niño, mi mamá me decía, mientras me servía sopa con el arroz pegado al fondo: “¡Estudia, mijo! Si no estudias, vas a acabar como el taquero de la esquina: sin futuro, sin dinero y oliendo a cebolla todo el día”. 

Un diploma no garantiza completamente la riqueza

Yo, como buen hijo de familia mexicana, seguí el consejo al pie de la letra. Hice el recorrido completo de la educación formal: primaria, secundaria, prepa, universidad y, para rematar, ¡maestría!

Lo logré. Obtuve el título con una foto seria y, el día de la graduación, mis jefes lloraron de orgullo. Yo también lloré, pero por la enorme deuda del posgrado.

Y sí, conseguí un trabajo con una bonita oficina. Pero los millones nunca llegaron. Solo vinieron las reuniones eternas, el tráfico de dos horas, los “urgente para ayer” y el estrés que me salía por los poros.

Un día, al salir del trabajo, pasé por un puesto de tacos que olía a gloria. Me bajé de mi humilde coche de segunda mano y me acerqué.

Ahí estaba él, el mismísimo “taquero de la esquina”. Pero ya no era “ese pobre sin estudios”. No, señor. Era un empresario con un local formal, mesas con manteles blancos y una terminal para cobrar con tarjeta. Tenía tres carritos de tacos en la puerta, empleados uniformados y hasta una promoción de “martes de campechanos al 2x1”.

Mientras yo hacía cuentas para ver si me alcanzaba para la quincena, él le daba el cambio a un cliente de un billete de $500.

Ahí me golpeó la realidad: mi mamá tenía razón, pero su visión era bien limitada.

En mi casa, como en muchas otras, la fórmula fue siempre la misma:

  • Estudia mucho.
  • Saca buenas calificaciones.
  • Consigue un buen trabajo.
  • Sé alguien en la vida.

Nadie me habló de emprender. Nadie me enseñó sobre ingresos pasivos, negocios, cómo abrir una empresa, cómo contratar personal o cómo manejar impuestos.

¿Y el taquero? Él quizás no terminó la prepa, pero entendió algo que a mí me costó años de universidad asimilar: vender algo que la gente necesita y que sepa delicioso te puede dar más libertad que un salario con prestaciones.

Y no me malinterpreten, no estoy diciendo que estudiar sea malo. Pero estudiar solo para ser empleado… eso sí se siente como un robo disfrazado de diploma.

Aprendí varias cosas importantes en este camino:

  • Un título no garantiza riqueza.
  • El éxito no siempre huele a oficina, a veces huele a taco de pastor con piña.
  • Ser autodidacta puede darte más que un posgrado.
  • Los negocios sencillos, pero bien ejecutados, generan mucho dinero.
  • Mientras unos se gradúan con toga, otros facturan en chanclas.
  • Hay carreras que te enseñan a ser un empleado, pero pocas te enseñan a ser libre.

Hace poco, pasé de nuevo por el mismo puesto y me atendió el hijo del taquero. Un joven de 20 años que ya administra dos sucursales, tiene una moto y un celular más caro que el mío, y planea abrir un food truck para vender tacos gourmet.

Yo sigo en mi oficina, viendo memes y esperando que mi jefe me apruebe las vacaciones para poder vivir dos semanas al año.

Ese día me quedó claro que no es el estudio lo que te hace rico, sino lo que haces con lo que sabes. Y si todavía crees que emprender es solo para los que no estudiaron, ten cuidado. Podrías estar educándote para terminar trabajando para el taquero.

Y tú, ¿ya pensaste en poner tu propio puesto? Ver Lo que nunca te enseñaron

Dios bendiga al taquero alegre y a todos los vendedores que, cada día, salen a buscar el sustento honrado para sus familias.

Y tú, ¿qué opinas? Puedes dejar tus comentarios más abajo.

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