Los evangelios canónicos, escritos en el siglo I por apóstoles o allegados, fueron aceptados por la Iglesia primitiva, mientras que los apócrifos, más tardíos, presentan elementos fantásticos y heréticos. La distinción entre los evangelios canónicos y los apócrifos se basa en varios factores clave. En primer lugar, los evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) fueron escritos en el siglo I d.C. por apóstoles o personas cercanas a ellos, mientras que muchos apócrifos son posteriores, del siglo II en adelante. Ver Los Evangelios Apócrifos. Crónica oculta del nuevo testamento Además, los evangelios canónicos fueron ampliamente utilizados en las primeras comunidades cristianas y se alinean con las enseñanzas centrales del cristianismo. En contraste, los apócrifos a menudo presentan ideas consideradas heréticas y tienen un estilo más legendario o fantástico. El reconocimiento eclesiástico también fue crucial; la Iglesia primitiva aceptó los evangelios canónicos como inspirados