El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...
Vean vuestras mercedes que no aprovechamos lo que la vida nos enseña ni la historia nos recuerda. Que siendo España asombro del orbe, teniendo los mejores ejércitos y capitanes, una pica en Flandes y otra en las Américas, no adelantamos nada como nación.
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Carlos V y su banquero Fugger |
Tuvimos por reyes monarcas extranjeros, de Austria y de Francia, que nos hicieron batallar en campañas en las que nada se nos había perdido, perdiendo nuestros mejores hombres, su sangre y su valor en Flandes al hacerles la guerra a unos herejes que muy lejos andaban y en nada nos molestaban. Fue el rey Filipo dueño y señor de unos dominios donde no se ponía el sol y bien poco provecho sacamos de ello.
El oro que traíamos de las Américas lo malgastábamos en pagar a banqueros flamencos y tudescos, que financiaban a Guillermo de Orange y otros tantos herejes que contra España hacían guerra. Y de esta forma, varias veces entramos en la ruina, quedando la patria despoblada, que entre soldados viejos en los Tercios y aventureros en América, aquí sólo quedaban curas, pícaros y cortesanos, que al fin y a la postre son la misma cosa. Mientras, otros paises usaban su oro en enriquecer a los particulares y su hacienda pública, tornándose mas poderosos conforme pasaban los años. Mientras tanto, España era cada vez mas flaca, pues nos sobraba mucho acero contra herejes y no acertábamos a usar el oro para el comercio y la industria, pues había mucho hidalgo y poco trabajador, que en España siempre se ha considerado deshonra el trabajar.
El oro que traíamos de las Américas lo malgastábamos en pagar a banqueros flamencos y tudescos, que financiaban a Guillermo de Orange y otros tantos herejes que contra España hacían guerra. Y de esta forma, varias veces entramos en la ruina, quedando la patria despoblada, que entre soldados viejos en los Tercios y aventureros en América, aquí sólo quedaban curas, pícaros y cortesanos, que al fin y a la postre son la misma cosa. Mientras, otros paises usaban su oro en enriquecer a los particulares y su hacienda pública, tornándose mas poderosos conforme pasaban los años. Mientras tanto, España era cada vez mas flaca, pues nos sobraba mucho acero contra herejes y no acertábamos a usar el oro para el comercio y la industria, pues había mucho hidalgo y poco trabajador, que en España siempre se ha considerado deshonra el trabajar.
Miro ahora a mí alrededor y veo lo mismo que antaño. Soldados en guerras en las que nada se nos ha perdido, en las que nadie nos llamó y de las que ningún provecho obtenemos; cortesanos llamados políticos robando a mansalva; banqueros tudescos que nos esquilman y mientras tanto, el pueblo pagando cada vez más caro este desatino.
Muchas veces hemos arruinado este solar, y me temo que es más cierto que nunca que estamos de nuevo en bancarrota y más pobres que las ratas. Y hay que discurrir que todo ocurrió porque cuando hubo vacas gordas no guardamos para cuando llegaron las flacas. Que somos nación de grandes virtudes, con poca memoria y de navaja y trabuco fácil; y que si tenemos dos duros, en vino y juerga lo gastamos todo sin guardar para cuando no haya.
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