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Las 20 leyes de la astucia

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Sobre reyes, banqueros, pícaros y soldados viejos

Vean vuestras mercedes que no aprovechamos lo que la vida nos enseña ni la historia nos recuerda. Que siendo España asombro del orbe, teniendo los mejores ejércitos y capitanes, una pica en Flandes y otra en las Américas, no adelantamos nada como nación.

Carlos V y su banquero Fugger
Tuvimos por reyes monarcas extranjeros, de Austria y de Francia, que nos hicieron batallar en campañas en las que nada se nos había perdido, perdiendo nuestros mejores hombres, su sangre y su valor en Flandes al hacerles la guerra a unos herejes que muy lejos andaban y en nada nos molestaban. Fue el rey Filipo dueño y señor de unos dominios donde no se ponía el sol y bien poco provecho sacamos de ello.

El oro que traíamos de las Américas lo malgastábamos en pagar a banqueros flamencos y tudescos, que financiaban a Guillermo de Orange y otros tantos herejes que contra España hacían guerra. Y de esta forma, varias veces entramos en la ruina, quedando la patria despoblada, que entre soldados viejos en los Tercios y aventureros en América, aquí sólo quedaban curas, pícaros y cortesanos, que al fin y a la postre son la misma cosa. Mientras, otros paises usaban su oro en enriquecer a los particulares y su hacienda pública, tornándose mas poderosos conforme pasaban los años. Mientras tanto, España era cada vez mas flaca, pues nos sobraba mucho acero contra herejes y no acertábamos a usar el oro para el comercio y la industria, pues había mucho hidalgo y poco trabajador, que en España siempre se ha considerado deshonra el trabajar.

Miro ahora a mí alrededor y veo lo mismo que antaño. Soldados en guerras en las que nada se nos ha perdido, en las que nadie nos llamó y de las que ningún provecho obtenemos; cortesanos llamados políticos robando a mansalva; banqueros tudescos que nos esquilman y mientras tanto, el pueblo pagando cada vez más caro este desatino.

Muchas veces hemos arruinado este solar, y me temo que es más cierto que nunca que estamos de nuevo en bancarrota y más pobres que las ratas. Y hay que discurrir que todo ocurrió porque cuando hubo vacas gordas no guardamos para cuando llegaron las flacas. Que somos nación de grandes virtudes, con poca memoria y de navaja y trabuco fácil; y que si tenemos dos duros, en vino y juerga lo gastamos todo sin guardar para cuando no haya.

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