Tras el aumento del consumo de antidepresivos hay varias causas que implican a médicos, laboratorios y pacientes
El consumo de antidepresivos aumenta en España siguiendo una tendencia que parece no tener techo. Si en el 2000, y según el boletín de Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud, se registraba que en una década la venta de antidepresivos se había multiplicado por tres, y la de ansiolíticos –medicamentos contra la angustia–, por cuatro, el año pasado, el Instituto Catalán de Salud afirmó que en esa comunidad, y sólo en un año, el consumo había crecido un 10%, cifra que puede extrapolarse al resto de las autonomías.
Prohibido estar triste |
Un fármaco contra la depresión –Seroxat, de la compañía Glaxo SmithKline– es el tercero en la lista de los más vendidos, pero es que los dos primeros son antipsicóticos: Zypresa, de Lilly, y Risperdal, de Janssen Cilag. Los tres medicamentos en los que la sanidad pública se gasta más dinero son psicofármacos. “Hay muchas personas que no soportan las emociones normales de la vida”; “el estrés y la competitividad provocan muchos trastornos emocionales”; y “la sociedad se está psiquiatrizando” son las explicaciones de los psiquiatras cuando se les pregunta por el aumento de consumo de psicofármacos.
Pero trabajar dieciséis horas al día 365 días al año, como ocurría hasta hace poco más de un siglo, debía generar bastante más tensión; o buscar alimentos y no encontrarlos siempre, como le ha sucedido a la mayoría de los humanos durante miles de años; y tener que emigrar para poder vivir también parecen causas muy probables de estrés. La vida ahora es más fácil de lo que lo ha sido nunca, más cómoda y placentera. ¿Por qué, entonces, hay más problemas psiquiátricos?
La respuesta varía dependiendo de quién opine, ya que en Psiquiatría hay dos corrientes. Por un lado está la más biologicista –mayoritaria ahora en el mundo desarrollado–, que defiende que los problemas mentales están provocados por alteraciones orgánicas; y por otro están quienes opinan que, más que la genética o los neurotransmisores, detrás de algo que no funciona bien en nuestra cabeza está nuestro pasado, el ambiente, lo que nos rodea... Pero psiquiatras de una y otra tendencia coinciden en que, sea por lo que sea, el consumo de antidepresivos y otros psicofármacos es excesivo y preocupante.
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El hecho es que cada vez más personas reciben tratamiento psicofarmacológico. Las razones son dos, que se suman y enredan: “Cada vez más gente pide que le den una pastilla que resuelva los problemas rápidamente; y los médicos no tienen tiempo para estudiar otras alternativas, así que recetan las pastillas”, afirma Manuel Desviat, jefe del servicio de psiquiatría José Germain de Leganés (Madrid).
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Cada vez somos más débiles. La depresión es una enfermedad unida al desarrollo. Los pueblos antiguos no tenían psiquiatras, con el hechicero y sus rituales ya tenían bastante. Ahora, los que viven de los problemas ajenos se han multiplicado y especializado. Debe ser un mal de nuestro tiempo.
ResponderEliminarUn saludo.
Me temo que tengo que darte la razón, Cayetano. Ahora hay depresión y no felicidad
EliminarSaludos
Hay un detalle importante: Tanto médicos como pacientes creen firmemente que la medicación lograra la cura requerida. Realmente la psicoterapia, el hablar a veces con el paciente, hace que se prescinda de la medicación. Pero como describes, no solo la no especialización del médico de atención primaria en ese sentido, sino además la falta de tiempo (hoy por ejemplo consulté 60 pacientes), hace que la elección sea la medicación.
ResponderEliminarNosotros en el centro habíamos abierto una consulta en la tarde (compensando las dos horas y media que tenemos que trabajar adicionalmente) en consultas para intentar ayudar a este tipo de pacientes (el especialista carece de tiempo también). Iba bastante bien y digo iba porque nos obligarón a cerrarla, por que esas 2 horas y media hay que dedicarlas a trabajo administrativo (???)...Que te puedo decir.
Saludos Carolus. Asi nos va...
Prima mas la burocracia que la finalidad de la profesión. Ocurre en todas las profesiones.
EliminarSaludos, Manuel
Entiendo a el amigo Manuel, que no le arriendo la ganancia, pero él es fuerte, joven y bien informado. Sobrevivirá. Estoy de acuerdo con el amigo Cayetano, si bien conviene recordar, si nos referimos a tiempos pasados, las altas tasas de mortandad debido a la ignorancia y la miseria, la gente moría antes de tener la oportunidad de angustiarse demasiado y sufrir por ello.
ResponderEliminarComo me crié en leyendo a Charles Dickens algo debió influir, pero ya he cumplido con la vida, ahora solo soy espectadora y agradecida por haberla vivido, afortunada y mucho, a pesar de todos los avatares, provocados en su mayoría por mi actitud y mi ignorancia. Agradecida y apenada de ver la relación tan incómoda entre el devenir del tiempo y la lentitud de aprendizaje de nuestro género, ¿seguramente vuelva a equivocarme porque esto considerando el tiempo de una forma personal? .. y para nada.
A partir de la vejez profunda quizás se necesite algo de "droguilla" que nos ayude a soportar tanta tontería, tanta ignorancia, tanto miedo y tanto egoísmo colectivos. Lo ignoro, todo dependerá de cada quien, su genética y su circunstancia. Bs.
emejota, esa droguilla ya hace siglos que existía: era buena idea que las personas mayores se echaran al cuerpo uno o mas vasos de vino, anis o similar para llevar mejor esa época de su vida, cosa que cada vez entiendo mas por verlo mas cerca. Ahora, toda la sociedad se ha vuelto "pastillera".
EliminarSaludos
En conclusión, mi experiencia personal demuestra que es posible superar trastornos de ansiedad y ataques de pánico sin depender de medicamentos de por vida ni recurrir a tratamientos costosos y especializados. A lo largo de mi proceso, aprendí a enfrentar mis miedos, buscar apoyo profesional y confiar en mí mismo para encontrar la paz mental. Aunque soy una persona analítica y metódica, descubrí que la clave para superar mis dificultades estaba dentro de mí. Tomé la decisión de dejar gradualmente la medicación y, tras más de cuatro años, puedo afirmar con seguridad que he recuperado mi bienestar mental. Cada individuo es único y puede encontrar su propio camino hacia la superación personal, pero es fundamental creer en uno mismo y estar dispuesto a enfrentar los desafíos con determinación. Hoy, puedo disfrutar de mi trabajo y de una vida plena, libre de la sombra de la ansiedad.
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