El efecto Zeigarnik es uno de los principios psicológicos más fascinantes y útiles que se conocen en el campo de la psicología.
Este fenómeno, que lleva el nombre de la psicóloga soviética Bluma Zeigarnik, quien lo descubrió en la década de 1920, establece que las personas tienden a recordar mejor las tareas inacabadas que las completadas.
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El funcionamiento de este efecto es relativamente simple pero profundo en sus implicaciones: cuando comenzamos una tarea y no la terminamos, nuestro cerebro la mantiene en un estado de "tensión psicológica". Esta tensión hace que la tarea inconclusa permanezca en nuestra mente, provocando que pensemos en ella con frecuencia hasta que la completemos.
Las aplicaciones de este principio psicológico son diversas y se extienden a varios ámbitos de la vida, incluyendo el marketing y los negocios. Muchas empresas aprovechan el efecto Zeigarnik en sus estrategias de marketing, por ejemplo, a través de programas de fidelización que ofrecen recompensas que requieren múltiples compras para ser obtenidas, o mediante ofertas promocionales que necesitan varias acciones para completarse. Estas estrategias aumentan la probabilidad de que los clientes continúen comprando para "completar" el programa, incluso si no necesitan más productos. En el ámbito empresarial, esta técnica se conoce como "upselling" y puede incrementar significativamente las ganancias de una compañía.
El efecto Zeigarnik también encuentra aplicación en las relaciones interpersonales. Una forma de utilizarlo en este contexto consiste en plantear ideas o proyectos futuros compartidos con otra persona. Por ejemplo, frases como "Vamos a ser ricos", "¡Más tarde tendremos un gato!" o "¡Haremos juntos un viaje a Japón!" pueden crear "tareas incompletas" o sueños compartidos que generan una conexión psicológica. Esta conexión puede mantener el interés de la otra persona durante un tiempo prolongado, ya que el cerebro continúa procesando estas ideas inconclusas.
Sin embargo, es crucial abordar las consideraciones éticas que surgen con el uso de esta técnica, especialmente en el contexto de las relaciones personales. Aunque el efecto Zeigarnik puede ser eficaz para mantener el interés de alguien, es fundamental considerar las implicaciones morales de su uso. La manipulación de los pensamientos y sentimientos de otros para beneficio personal plantea serias cuestiones éticas y puede tener consecuencias negativas en las relaciones a largo plazo.
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Muchas gracias por el artículo. Eso no es expectativa? Tiene la misma forma gramatical que una maldición o negatividad: "Vamos a morir pronto" y una bendición o positividad: "Seremos los mejores". En otro orden de cosas está lo que muchos pensamos: Tenemos una vida para rectificar desequilibrios , así pues mejor elegimos el modo positivo a la acción. Un placer.
ResponderEliminarImi place cum gindesti.
EliminarInteresantísimo. Excelente artículo. Lamentablemente sirve para manipular a las personas, pero si se usa con los fines correctos, podemos beneficiarnos para lograr nuestras metas.
ResponderEliminarYo considero que si se aplica de la manera como fue descubierto y de la forma en que es aconsejado sirve nas para crecer para mejorar muchos aspectos personales, pues en ovaciones somos muy dados a dejar inconclusas las cosas hasta en lo personal.
ResponderEliminarDefinitivamente bien usado es buenisimo, pero no con ideas manipuladoras, cualquiera que sea la idea de aprovecharse del otro, gracias.
ResponderEliminarDesde las religiones hasta los más viles negocios nos manipulan con el truco de "no te vayas, que ahora viene lo mejor". Es como un "fill in the blanks", esos incómodos espacios vacíos en los ejercicios para aprender la lengua inglesa... o los adictivos álbumes de figuritas, que empujan a nuestros niños y "¿por qué no adultos?" a gastar sus pequeños ahorros en pos de la misión casi imposible de encontrar "la difícil" que completará sus sueños de éxito.
ResponderEliminarNada que una mujer interesante no sepa (gracias Bluma Zeigarnik)... para seducir, no hay que mostralo todo. Deja un hueco para la proyección de los deseos del otro.