Francisco Macías Nguema, el primer presidente de Guinea Ecuatorial, se convirtió en una de las figuras más aterradoras y dementes de la historia moderna. Aunque su presidencia comenzó pacíficamente en 1968, pronto se sumergió en una espiral de paranoia y violencia extrema. La brutalidad de Macías se manifestó tempranamente cuando arrojó a su oponente político, Athanasio Ndongo Millonnais, por una ventana, intentando incluso fotografiar el acto para publicarlo en Newsweek. Su estado mental se deterioró rápidamente, llevándolo a buscar ayuda psiquiátrica en España, aunque sin éxito. En 1969, Macías demostró su crueldad al ejecutar a unos 200 presuntos disidentes en un estadio de fútbol. En un acto de sadismo extremo, obligó a 36 de ellos a cavar una zanja y enterrarse hasta el cuello, para luego liberar hormigas rojas que los devoraron vivos, todo mientras sonaba música a todo volumen por los altavoces. El culto a la personalidad de Macías alcanzó niveles absurdos. Se autoproclamó "