Cómo protegerse de los 7 tipos de vampiros emocionales |
Vampiros emocionales. Después de tratarlos, nos sentimos como si una especie de “Drácula psíquico” nos hubiera agotado emocionalmente, dejándonos deprimidos, sin energía, con el ánimo apagado. Todos conocemos por lo menos uno. ¿No lo crees?
Vampiros emocionales. De acuerdo, el término es bastante dramático, y algunos dirían que hasta excesivo… pero después de un encuentro —por breve que sea— con uno de estos individuos, todos estamos de acuerdo en que es el único que realmente los describe.
Haz una prueba sencilla: ¿Existe alguien que evitas o rehúyes, sea en persona o por teléfono? ¿A quién te cuesta mucho trabajo devolverle una llamada, porque la sola idea de hablar con él o ella te cansa? Después de compartir con cierta persona, por “agradable” que haya sido el encuentro, ¿te quedas tensa, molesta o agotada… y muchas veces ni siquiera entiendes por qué?
Si has respondido que sí a cualquiera de estas preguntas, no lo dudes: estás tratando con un vampiro emocional. Lo insidioso de este problema, es que puede ser un desconocido… o un ser querido: el padre, el cónyuge o el mejor amigo. De igual manera, la relación puede ser cercana o distante; la persona agradable o desagradable… pero el efecto que tiene sobre ti siempre es tóxico.
Existen dos clases de vampiros emocionales —ambos igualmente tóxicos— que debes aprender a reconocer.
Amenaza invisible
El primero es el vampiro invisible. Y es que muchas veces, el comportamiento de estas personas no es abiertamente tóxico, por decirlo de esta forma. Por lo tanto, es difícil reconocerlas y “neutralizarlas”. Después de todo, son pocos los que no captan cuando alguien se comporta de una manera grosera o desagradable con ellos, o cuando trata de ofenderlos de acción o de palabra. Pero dicen que no hay peor adversario que un enemigo invisible, y es verdad.
Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido. Sun Bin
Muchos vampiros emocionales operan “por debajo del radar”. En otras palabras: su comportamiento tóxico no es evidente; este se oculta detrás de una actitud o unas palabras inocentes. Esto se debe a que ellos envían “mensajes dobles”, que es el arte de decir una cosa aparentemente inocua, e insinuar otra muy diferente.
Por ejemplo: “Qué bien te queda ese vestido”, dice tu “mejor amiga”… antes de agregar: “Incluso te hace cintura”. “Qué bien se te ve… para tu edad”. Este tipo de comentario también se conoce como “el dulce envenenado”, porque, detrás del elogio, siempre hay una crítica implícita.
El vampiro solapado también suele recurrir al humor como una forma de atacarte sin dar la cara ni sufrir las consecuencias. La regla que funciona aquí es la siguiente: si él o ella bromean con que tienes sobrepeso o no encuentras pareja… no debes ofenderte, porque se trata de una broma.
Cuando Susana, un ama de casa de 32 años, le pidió a su suegro que no le hiciera más chistes sobre su peso, él no solo le hizo sentir que ella era una acomplejada sin el mínimo sentido del humor… “sino que acabó dándome cátedra sobre la importancia de quererme tal como soy. O sea, que el problema acabé siendo yo”, contó, indignada.
El lenguaje corporal también es una estrategia muy común de los vampiros emocionales. Te dicen “Respeto tu decisión”… con una sonrisa cínica en la cara; juran que te aprecian… con los brazos cruzados; te piden que les creas… y desvían la mirada (a veces el gesto es tan sutil, lo que los sicólogos llaman una microexpresión, que no lo captas a nivel consciente; pero sientes que algo simplemente no “cuadra”). Ellos te dicen una cosa, pero tú percibes todo lo contrario. Esta discordancia crea una confusión interior que, a la larga, te drena.
Vale aclarar que, muchas veces, el vampiro emocional no opera a nivel consciente; no sabe el efecto que tiene en los demás. Simplemente, es su forma de ser. Como también ocurre con el segundo ejemplar.
Vampiro a la vista…
La segunda clase de vampiro emocional es más fácil de detectar, pero no menos difícil de sobrellevar. Estos son algunos de los ejemplares más...
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Tengo definidos a dos en mis relaciones personales: Uno es un compañero de trabajo. Es complicado tratar de alejarle....
ResponderEliminarLa otra es mi vecina, y a pesar de que intentamos pasar desapercibidos, su característico toque del timbre nos hace temblar...
Saludos