En una ocasión, el hombre más rico del mundo, John D. Rockefeller, realizó un envío de cereales a través de Los Grandes Lagos.
El producto estaba valorado en miles de dólares, pero Rockefeller decidió no asegurarlo, ya que, según él costaba demasiado: 150 $...
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La noche en que la carga debía llegar a destino se produjo una violenta tempestad en el lago Erie y el magnate entró en crisis por la posible pérdida del cargamento. Cuando su socio George Gardner llegó a la oficina por la mañana, lo encontró desencajado y paseándose. — "¡Corre!", gritó Rockefeller. "Trata de contratar el seguro ahora antes de que sea demasiado tarde y ya no podamos hacerlo".Gardner corrió a la aseguradora y obtuvo el seguro, pero, cuando volvió a la oficina, encontró a John en un estado todavía peor que cuando se había ido. Había llegado un telegrama: El cargamento había sido descargado sin que la tempestad lo afectara.
Rockefeller estaba peor que antes, porque había "perdido" 150 $. En aquella época su compañía ganaba más de medio millón de dólares al año, pero aquellos 150 $ provocaron que tuviera que irse a casa y meterse en cama.
No tenía tiempo para el deporte, no tenía tiempo para divertirse, no tenía tiempo para nada excepto para ganar dinero. Con millones a su disposición, no podía dormir sin preocuparse por perder su fortuna. A la edad de 53 años todo el mundo lo odiaba. Incluso el propio hermano de Rockefeller lo odiaba tanto que sacó los cuerpos de sus hijos de la tumba familiar.
John D. Rockefeller era el hombre más odiado del mundo y su salud era tan mala que sobrevivía con galletas y leche. Se le había caído todo el pelo, incluidas las cejas y las pestañas. La mayoría pensó que no viviría un año más.
Finalmente, sus médicos le dijeron la impactante verdad. Podía elegir: su dinero y sus preocupaciones, o su vida. Se retira o muere. Se retiró. Y no solo eso, sino que comenzó a donar parte de su riqueza a través de una gran fundación internacional, The Rockefeller Foundation.
Al cambiar su actitud egoísta por una de servicio a los demás, Rockefeller cambió su vida. Tardó años en conseguirlo, pero cuando lo consiguió se volvió un hombre feliz. El hombre que parecía que iba a morir con 53 años falleció finalmente a los 98.
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