La impactante historia de amor, aceptación y una confesión inesperada que convierte la luna de miel en un momento inolvidable.
Jim: Sandy, he estado pensando mucho últimamente
y quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Te casarías conmigo?
Sandy: Oh, Jim, eso es maravilloso. Pero antes de
aceptar, hay algo que necesito contarte. Es sobre un problema de salud que tuve
durante mi infancia.
Jim: Claro, dime. ¿Qué es lo que te preocupa?
Sandy: Bueno, sufro de una condición que hizo que
mis senos no se desarrollaran completamente. Se ven como los de una niña de 12
años.
Jim: Sandy, te amo tal como eres. Eso no cambia
lo que siento por ti.
Sandy: Gracias, Jim. Eso significa mucho para mí.
Jim: También hay algo que necesito confesar. Yo
también tengo una preocupación. Mi pene es del mismo tamaño que el de un bebé
recién nacido. Espero que puedas lidiar con eso una vez que estemos casados.
Sandy: Jim, te amo y acepto todas tus
diferencias. Sí, me casaré contigo y aprenderé a vivir con eso.
(Después de la boda, en su suite de hotel)
Jim: Sandy, estoy tan emocionado de estar aquí
contigo. Te amo tanto.
Sandy: Yo también, Jim. Estoy muy emocionada.
(Comienzan a explorar su intimidad, pero cuando
Sandy mete su mano en los pantalones de Jim, grita y sale corriendo de la
habitación.)
Jim: (confundido, corriendo tras ella) Sandy,
¿qué pasó? ¿Qué ocurre?
Sandy: (aún alterada) ¡Jim, me dijiste que tu
pene era del tamaño de un bebé!
Jim: (sonriendo) Sí, así es, Sandy. Mide 3,6
kilogramos y 20 centímetros de largo.
Y tú, ¿qué
opinas? Puedes dejar tus comentarios más abajo.
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Comentarios
Publicar un comentario