Amistad vs. Deuda: Un amigo sabio descubre que la confianza se rompe con la irresponsabilidad. ¡Una lección brutal sobre el valor del dinero!
Eran tres amigos. Dos de ellos solían encontrarse a escondidas del tercero, pues preferían el ocio al trabajo. El dinero les duraba poco y, cuando se quedaban sin “perras”, acudían a pedirle al que vivía en mejor situación.
Durante un tiempo, aquel hombre les ayudó sin reparos, pero la acumulación de préstamos terminó pesando más que la amistad. Un día, cansado, les dijo con firmeza:
—Hasta que no me devolváis lo que os he prestado, no os daré ni un céntimo más.
Los otros se ofendieron y replicaron:
—¡Con la amistad que tenemos, ¿cómo puedes desconfiar de nosotros?!
Él suspiró y respondió:
—Precisamente por eso. Porque somos amigos, y porque os conozco, sé que no veré de vuelta lo que os doy.
Recordó entonces un episodio reciente. Había conocido a un hombre desesperado, un completo desconocido que atravesaba un mal momento. Sin pensarlo, lo sacó del apuro. Tres días después, aquel hombre volvió con el dinero en la mano. Él se negó a aceptarlo, pero el otro insistió tanto que no tuvo más remedio que recibirlo. Desde entonces, siempre que se cruzaban, aquel extraño le agradecía una y otra vez el gesto.
En cambio, sus amigos nunca le dieron las gracias. Solo pedían más y más, como si él fuese un banco al que acudir sin medida.
—Tengo mis obligaciones —les dijo con cansancio—, y vosotros parecéis no tener ninguna. Sé que jamás recuperaré lo que os di. Así que os lo regalo, para que no sufráis pensando en deudas. Pero dejadme en paz. Y que nunca se os ocurra decir que he sido un mal amigo. Ver Las 20 leyes de la astucia
Y tú, ¿qué
opinas? Puedes dejar tus comentarios más abajo.
Te invito
cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho.
¡Gracias de antemano!
Comentarios
Publicar un comentario