Según una antigua superstición mongola, derramar la sangre de un noble en el suelo podía desatar la ira de Tengger, el Dios del Cielo. Esta creencia llevó a los mongoles a desarrollar un método de ejecución particular y brutal para los nobles de las ciudades conquistadas durante el vasto Imperio Mongol, que se extendió desde 1206 hasta 1368. El método consistía en envolver al condenado en una alfombra y hacerlo pisotear por caballos hasta su muerte. La tela absorbía lentamente la sangre, evitando así que manchara el suelo y, supuestamente, aplacando la ira divina. Sin embargo, esta forma de ejecución era extremadamente dolorosa y podía prolongarse hasta tres horas, durante las cuales la víctima sufría un dolor insoportable debido a huesos rotos y graves lesiones en los órganos internos. Una de las víctimas más célebres de este método, conocido como "Muerte en la alfombra", fue el califa Al Musta'sim tras la captura de Bagdad en 1258. A pesar de haberse rendido y entregad