La fascinante idea de criaturas gaseosas en la atmósfera de Júpiter, como la que plantea Arthur C. Clarke en sus novelas, desafía nuestra comprensión actual de la biología y las leyes de la física. La principal barrera para la existencia de vida gaseosa en Júpiter es la ausencia de una superficie sólida. La vida tal como la conocemos requiere un sustrato sólido para anclarse y desarrollar estructuras complejas. En la atmósfera joviana, compuesta principalmente de hidrógeno y helio, no hay un lugar estable donde una forma de vida gaseosa pudiera aferrarse. Además, las extremas condiciones atmosféricas de Júpiter son letales para cualquier tipo de vida basada en el carbono. Las temperaturas extremadamente bajas en las capas superiores, combinadas con las altas presiones y la radiación intensa, hacen que la formación y el mantenimiento de moléculas orgánicas complejas sea prácticamente imposible. La gravedad de Júpiter también juega un papel crucial. La fuerza gravitatoria tan intensa