Durante los catastróficos acontecimientos de la central nuclear de Fukushima, 50 valientes científicos, ingenieros y técnicos, más tarde conocidos como los "50 de Fukushima", dieron un paso al frente para hacer frente a un desastre de radiación sin precedentes. Ver El escuadrón suicida de Crenobil Tras el devastador terremoto y el posterior tsunami, los sistemas de refrigeración normal y de emergencia de la planta se vieron completamente comprometidos, lo que llevó a una situación crítica en la que los núcleos de los reactores corrían el riesgo de sobrecalentarse. Al darse cuenta de la gravedad de la situación, estos valientes individuos se ofrecieron como voluntarios para emprender la peligrosa misión de bombear agua de mar a los reactores dañados, un último esfuerzo desesperado para evitar una fusión nuclear completa. Sus acciones requirieron no solo conocimientos técnicos, sino también un inmenso sacrificio personal, ya que a sabiendas se expusieron a niveles de radiación