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Castigo de los parricidas en la antigua Roma

La “poena cullei” o “pena del saco" fue un castigo infligido, en la antigua Roma, a los parricidas.  Consistía en meter al culpable en un saco, se introducían una serie de animales vivos como un gallo, un perro, un mono y una víbora junto con el condenado. Aunque los más comunes eran las serpientes venenosas. Tras lo cual el saco, de cuero de buey, se cosía y se arrojaba al agua. Ver  Genocidio belga de 10 millones de personas en el Congo Para los romanos no había peor crimen y más contrario a las leyes que el parricidio, la muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre. Así en consecuencia su castigo debía ser también ejemplar y lo más doloroso y atroz posible. También se usaba otra forma de ejecución, la “damnatio ad bestias” que consistía en castigar al reo a ser devorado y despedazado por animales (tigres, leones, osos…) en la arena del circo. A veces se enterraba vivo al condenado. Antes de ser introducido en el saco el condenado era azotado y golpeado