¿Alguna vez te has maravillado ante el increíble espectáculo de miles de estorninos volando juntos en el cielo?
El estornino es protagonista de uno de los fenómenos naturales más fascinantes: esas gigantescas nubes de aves que se mueven en perfecta sincronía, cambiando de dirección y girando como si fueran un solo organismo. Ver El cuervo: el pájaro más inteligente del planeta
Contrario a lo que podría pensarse, el estornino no sigue a un líder ni obedece un plan centralizado cuando participa en estos vuelos grupales. No hay un general al mando ni una autoridad que dicte la dirección o los giros. El secreto de esta coordinación es mucho más sorprendente y tiene que ver con la capacidad de cada estornino de observar e imitar a sus compañeros.
Los científicos han descubierto que el estornino coordina sus movimientos a través de la interacción con un número fijo de vecinos, normalmente seis o siete, sin importar la distancia a la que se encuentren. Esta es la famosa “regla de los siete”, una simple base matemática que explica cómo miles de estorninos pueden volar juntos sin chocar.
El estornino copia el comportamiento de sus siete vecinos más cercanos, y estos, a su vez, copian a sus propios siete vecinos. Así, una pequeña decisión de un solo estornino se propaga rápidamente por todo el grupo, permitiendo que la nube de aves gire y cambie de dirección al unísono. Olas de decisiones fluyen a través del rebaño, convirtiendo el vuelo del estornino en un espectáculo de precisión y belleza.
No hay telepatía ni magia en este proceso. Solo geometría y reglas simples: mantenerse cerca, evitar colisiones y coincidir con la dirección del grupo. Las simulaciones han demostrado que el estornino solo necesita rastrear a siete compañeros y ajustar su vuelo en función de lo que hacen ellos. Ver Lo que nunca te enseñaron
El espectáculo en el cielo ocurre porque un estornino gira, luego siete más lo siguen, después cuarenta y nueve, y finalmente miles de aves se unen al movimiento. El estornino es, así, el protagonista de un fenómeno natural único, donde la coordinación colectiva crea un baile aéreo que deja a todos boquiabiertos.
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