El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd, un suceso que horrorizó al Vaticano y marcó la historia de los funerales papales con un escándalo inolvidable.
Este episodio, tan insólito como perturbador, se convirtió en uno de los momentos más impactantes de la historia reciente de la Iglesia católica. La combinación de un embalsamamiento fallido, altas temperaturas y decisiones médicas erróneas desencadenó una serie de acontecimientos que aún hoy generan asombro y debate.
El contexto histórico de la muerte del papa Pío XII
El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd en el otoño de 1958, un momento en el que el Vaticano vivía tiempos convulsos. Pío XII, nacido Eugenio Pacelli, había liderado la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial y su figura era ya polémica por sus decisiones y silencios ante el Holocausto. Sin embargo, nadie imaginaba que su despedida terrenal sería recordada por un episodio tan escabroso.
El clima romano de ese octubre era inusualmente caluroso, lo que contribuyó a acelerar la descomposición del cuerpo del papa Pío XII. El funeral, que debía ser solemne y majestuoso, se transformó en una pesadilla para todos los presentes. La noticia de que el cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd recorrió el mundo, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva.
El médico y el método que sellaron el destino del papa
El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd debido a un método de embalsamamiento alternativo, propuesto por Riccardo Galeazzi-Lisi, el médico personal del pontífice. Este oftalmólogo, carente de experiencia en medicina forense, convenció al Vaticano de aplicar una técnica llamada “ósmosis aromática”. La promesa era revolucionaria: conservar el cuerpo sin incisiones ni extracciones, envolviéndolo solo en celofán y aceites aromáticos.
Sin embargo, la realidad fue muy distinta. El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd porque este método no detuvo la descomposición, sino que la aceleró. En cuestión de horas, el cadáver comenzó a hincharse y a desprender un hedor insoportable. Los guardias suizos, encargados de la vigilancia, se desmayaban por el olor, y el escándalo no tardó en extenderse entre los asistentes al funeral.
La descomposición en vivo y el horror en el Vaticano
El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd ante la mirada atónita de miles de fieles y dignatarios. La descomposición fue tan rápida que la piel se arrugó, el rostro se volvió ceniciento y oscuros fluidos comenzaron a brotar de la boca y otros orificios. El ambiente se llenó de un olor nauseabundo, obligando a cambiar constantemente a los guardias que custodiaban el féretro.
El momento culminante llegó durante la procesión fúnebre. El calor y la presión de los gases internos provocaron una explosión en la cavidad torácica del pontífice, generando un estruendo que horrorizó a todos los presentes. El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd, rompiendo incluso los sellos del féretro y dejando una imagen imborrable para quienes presenciaron el suceso.
El escándalo y las consecuencias para el Vaticano
El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd y el escándalo fue inmediato. Los medios internacionales, como The New York Times, informaron que cientos de miles de personas fueron testigos del desastre. El Vaticano, una institución acostumbrada al control y la solemnidad, se vio envuelto en una crisis de imagen sin precedentes.
El principal responsable, el médico Riccardo Galeazzi-Lisi, fue expulsado del Vaticano por el nuevo papa Juan XXIII. El Consejo Médico Italiano también lo destituyó por mala praxis. El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd y este hecho marcó el final de los experimentos improvisados en los funerales papales. A partir de entonces, el Vaticano adoptó protocolos mucho más estrictos para el tratamiento de los cuerpos de los pontífices fallecidos.
El legado de un papa y el recuerdo de un funeral fallido
El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd, eclipsando en parte el legado de un pontífice que había guiado a la Iglesia en uno de los periodos más oscuros del siglo XX. Para algunos, Pío XII fue un santo que salvó vidas durante la guerra; para otros, un líder que no alzó la voz con suficiente fuerza ante el horror del Holocausto. Sin embargo, su final terrenal quedó marcado por el escándalo del funeral que horrorizó al Vaticano y al mundo.
Hoy, el episodio en el que el cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd sigue siendo objeto de análisis y reflexión. Es un recordatorio del poder de la ciencia, la importancia de la prudencia y el impacto que un error puede tener incluso en los momentos más solemnes de la historia.
El cuerpo del papa Pío XII explotó en el ataúd y esa imagen, tan potente como trágica, permanece grabada como una de las páginas más insólitas y poderosas de la historia del Vaticano.
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