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Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

Desahucios, regateo y cultura financiera


No vamos a obviar el drama humano que suponen los desahucios, pero tampoco me parece que debamos concentrar toda nuestra solidaridad en el que se endeudó y compró con una hipoteca, sin incluir en nuestro pensamiento a los que ahorraron y no se entregaron a la fiesta inmobiliaria de “a largo plazo todo sube”, o los que alquilaron y también perdieron sus casas.


Desahucios, regateo y cultura financiera
Desahucios, regateo y cultura financiera
Dramas personales de una crisis que, sin embargo, no se soluciona con subvenciones, impagos, cambiar reglas retroactivamente y dar la patada hacia delante. Se debe buscar una solución de mercado y prevenir. Con cultura financiera y conocimiento del riesgo.

Los actores de esta década de borrachera donde nos entregamos a la quimera de pensar que todos éramos ricos tienen todos una parte de culpa. Y todos deben asumir su parte. Pero no debemos olvidar que hemos rescatado a las cajas -todas públicas- con dinero del Estado y que la banca es un negocio de imagen. Por lo tanto, la asimetría de condiciones percibida entre culpables de la burbuja puede generar enormes repercusiones futuras por la justificada indignación de la opinión pública.

Empecemos por aclarar algo. La responsabilidad crediticia no es compartida a 50%-50% entre el prestatario y el prestamista. Nunca lo ha sido. El que pide prestado debe saber dónde se mete y siempre asumir que puede perder todo su dinero. Por algo es el que pide. Nadie obliga a pedir prestado.

Recordemos también que las hipotecas en España eran baratas, accesibles y generosas en sus condiciones porque se avalaban con la totalidad de los bienes de la persona que las contrataba. La dación en pago ha existido siempre, lo que pasa es que hacía las hipotecas más caras y por menos años. Y, por lo tanto, el público no las quería. Muchos contrataron una y escucharon en casa o el trabajo que estaba tirando el dinero. “A largo plazo todo sube”, “te dan el 120% del precio del piso durante 35 años y vas y lo rechazas”.

Cuando yo firmé mi primera hipoteca, el notario me leyó una lista de riesgos que casi me desmayo. La información es esencial y valorar todos los riesgos que nos comentan es prudencia. Luego nos convencemos… “pero hombre, si pasa cualquier cosa vendes la casa y te sacas un beneficio”. Burbuja.

El banco no es tu amigo, no es tu familia y no es una ONG. Creer con los ojos cerrados lo que nos cuenta el que nos vende un producto es igual que ir a un supermercado y comprar sin leer los ingredientes y el precio.

El derecho a una vivienda digna no es el derecho a “comprar” una vivienda digna. 


El cuento de que alquilar no es una opción es parte de la cultura burbujera. “Quiero algo mío”, cuando la propiedad no existe hasta que la deuda se cancela.

Precisamente, porque hemos tenido un sistema como el nuestro, se ha disfrutado de unas condiciones para el inquilino, tanto en precio como en derechos, francamente inigualables comparado con países de nuestro entorno.

Todo ello no exime de responsabilidad al que prestó mal y debería haber quebrado para limpiar el sistema. Pero decidimos rescatarlos. No le quita responsabilidad al incluir condiciones muy agresivas de intereses de demora –a todas luces exorbitantes- para “dar facilidades”. No olvidemos que esas cláusulas abusivas, que con razón hoy debatimos tras la sentencia de un tribunal europeo, son consecuencia de unas condiciones extremadamente agresivas también en la facilidad de concesión de hipotecas. Es decir, ofrecían una hipoteca a 35 años con un 120% del precio del piso y cómodas facilidades y, para cubrir el riesgo, imponían una penalización excesiva. Pan con tortas para el comprador y su riesgo… y para el banco y su balance hoy.

Tampoco exime de responsabilidad a un gobierno que permite que el mercado inmobiliario sea opaco (no se pueden contrastar precios de venta de inmuebles, sobre oferta y demanda real en una base de datos independiente) o que los tasadores valoren los inmuebles no en base a indicadores claros y contrastables, sino subidos a una noria.

De nuevo, la falta de libre mercado nos ayudó a perpetuar la burbuja con opacidad, cuentos de estadísticas inventadas, ministros que parecían portavoces de promotoras e informes de supuestos expertos diciendo que la “burbuja inmobiliaria es un mito”.

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Comentarios

  1. Hay de todo como en botica, incluyendo bancos que se dedicaron a engañar alegremente a sus clientes, prestando dinero a lo bestia y sin querer ahora asumir la parte de culpa que les corresponde. Algunos pierden las casas, otros se van de rositas.
    Un saludo.

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    1. Nadie está libre de culpa, ni los que se metieron donde no debían, ni los que les dejaron entrar en hipotecas impagables.

      Me imagino, Cayetano, que cuando te hipotecaste, sabías donde te metías, como a mi me ocurrió. Y que también sabíamos lo que pasaba si no pagabas: hay que hacerse responsable de lo que se firma.

      Saludos

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  2. 10 años dandole vueltas a lo mismo... desde 2003 que se veia la burbuja inmobiliaria (quién no me crea que repase hemerotecas, especialmente las de un diario afín al anterior gobierno) pero seguimos inflandola hasta 2007.

    Luego todos a llorar.... Pero como dice un amigo, "no aprendemos mas que a hostias".

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    1. La maldición de Casandra: tenía el don de la profecía, pero nadie creía en ella. Dicho de otra forma, es mala cosa en mitad de la fiesta preguntar quien va a pagar semejante alegría.

      Saludos, csc212, hasta la siguiente fiesta, ¿o esta vez toca factura?

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  3. Muy bueno Carolus.

    En 1994 (antes del Chabestia) hubo una crisis financiera en Venezuela, que afectó las hipotecas. No hubo desahucios de la manera que los hay en España ahora, pero si fueron muchos. Sin embargo el gobierno manejo de forma distinta el asunto. No rescató a los bancos, a los que dejo que quebraran (algo similar a lo de Islandia), al tiempo que las hipotecas fueron refinanciadas por los bancos que las asumieron (porque las que estaban en los bancos quebrados, fueron "rescatadas"por los bancos que sobrevivieron). No quedamos muy cintentos, pero se contuvieron los desahucios. También nos dimos cuenta de que hay que leerse el contrato, antes de firmar a lo loco.

    Saludos Carolus

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    1. Vaya, el "Chabestis" fue mas "legal" que los bestias de esta Celtiberia. Quien lo iba a decir. Por supuesto que hay que leerse todo, y después hacerse responsable de lo que se firma, eso es ser adulto. Cosa que en España parece que no se usa mucho, ni por gobernantes ni por gobernados: nadie asume su responsabilidad.

      Saludos, Manuel

      PD. Desahucios ha habido siempre, continuaron a lo grande con el olvidado ZP y ahora siguen a la misma marcha. Solo que ahora son mas televisivos. Y, claro, lo que sale en la TV existe y lo que no se ve es como si no existiera.

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