En 1898, unos héroes españoles resistieron en Filipinas siendo los últimos en defender lo poco que quedaba del Imperio español.
Ahora se ha vuelto a realizar otra película y estos hechos heroicos vuelven a estar de actualidad. No he visto la película, aunque he investigado cierta parte de la historia que tal vez no sea muy conocida y que voy a contar sin entrar en demasiados detalles.
Tal como se cita en la Wikipedia: El sitio de Baler (30 de junio de 1898 — 2 de junio de 1899) fue un asedio al que fue sometido un destacamento español por parte de los insurrectos filipinos en la iglesia del pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, durante 337 días. Desde diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, se ponía fin formalmente a la guerra entre ambos países (que habían firmado un alto el fuego en agosto) y España cedía la soberanía sobre Filipinas a Estados Unidos. Debido a esto, los sitiados en Baler son conocidos como los últimos de Filipinas.
Martín Cerezo, oficial al mando, recibió la máxima condecoración y una pensión vitalicia. Alcanzó el empleo de General, pero nunca volvió a mandar tropa ya que era un personaje incómodo al estar peleando incansablemente para que a sus subordinados en Filipinas se les recompensara como es debido. Valga como ejemplo que sus subordinados tuvieron que esperar diez años para poder cobrar sus pensiones vitalicias. Años más tarde y al empezar la última (por ahora) guerra civil de 1936, recibió en su casa la visita de unos milicianos a los que espetó que si querían matarle lo hicieran en la cama donde yacía enfermo. Los asesinos se conformaron con llevarse a su único hijo varón, de 18 años, y le mataron en Paracuellos. En ese mismo año y en el otro bando de esa guerra, un sargento de la Guardia Civil mató a otro héroe de Filipinas por envidias.
El pago a los héroes de Filipinas |
Resulta del todo inexplicable por qué no se concedió una Laureada colectiva a los hombres que junto al teniente Martín Cerezo defendieron con tanto arrojo y entrega la fortaleza de Baler.
El teniente médico Vigil de Quiñones recibió la Cruz de primera clase de la regente María Cristina. Al resto de supervivientes le concedieron a cada uno la Cruz de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo y, en 1908, el Estado les concedió una pensión mensual vitalicia de 60 pesetas. La misma pensión recibieron las viudas (las familias en caso de los solteros) de los soldados muertos en el asedio por las heridas recibidas o por enfermedad.
De los supervivientes, tres de ellos murieron poco después de llegar a España, otros murieron como mendigos en las calles de esa misma España, doce llegaron a combatir en nuestra Guerra Civil e incluso alguno de aquellos murió fusilado en esta atroz e "incivil" Guerra.
Acabada esa guerra, y tras el estreno de la película “Los últimos de Filipinas” en 1945, el gobierno franquista promulgó una ley ascendiendo a tenientes honorarios a los militares supervivientes de Baler que hubiesen militado en el bando franquista durante la Guerra Civil. De los ocho que aún vivían, sólo tres cumplían los requisitos, puesto que el resto tenían hijos o nietos que habían combatido en el bando republicano.
Triste final de esta heroica gesta en esta España nuestra, que como dice la canción, a veces es madre y siempre es madrastra.
No la he visto, pero según he leído por ahí, en alguna crítica, el tratamiento que en la película dan a esos héroes tampoco es el adecuado. Estaría bueno que les vapulearan dos veces, en la realidad y en el filme.
ResponderEliminarUn saludo.
Tampoco la he visto, no me fío de las películas: hay muchas subvenciones, intereses, ideologías "correctas" y demás chorradas. Investigando el tema, también descubrí que no fueron los únicos y que otros tuvieron finales peores.
EliminarUn saludo
Un ejemplo más de lo que ocurre cuando se pierden en el tiempo este tipo de gestas. Y después de tanto luchar, un misero reconocimiento.
ResponderEliminarHe visto la primera película. La nueva todavía no. Me gusta la estética de los trailers.
Saludos Carlos. Me ha gustado eso de que España a veces es madre, siempre madrastra...Es aplicable a cualquier país.
Las sociedades no premian a sus héroes porque les hacen vez su mezquinidad. Cuando escribí lo de la madrastra, no solo pensaba en España...
EliminarSaludos, Manuel