Cuando los jemeres rojos masacraron a los "burgueses" camboyanos. El 15 de abril de 1998 murió Pol Pot. ¿Su legado? Un genocidio durante el cual el 20% de la población camboyana fue exterminada.
En 1998 murió Pol Pot, líder político y militar de Camboya. Un período durante el cual su régimen conocido como "jemeres rojos" fue culpable de numerosos delitos en masa, diezmando a más de un cuarto de su propia población.
El genocidio de los jemeres rojos |
El 30 de abril de 1975, terminó la guerra de Vietnam. Vietnam del Norte y el Ejército Vietcong toman a Saigón, el último helicóptero de Estados Unidos despega de la embajada y abandona el país después de doce años de guerra en el sudeste asiático. Las salidas acumuladas de los franceses tras la guerra de Indochina y luego los estadounidenses no terminan con el fin de la violencia.
La masacre de Hmong
El final de la guerra de Vietnam marca el comienzo de un período de terror en el sudeste asiático. En Camboya, el Khmer Rouge invirtió en Phnom Penh el 17 de abril de 1975 e impuso la evacuación de la ciudad en un desorden total. Este levantamiento de los seguidores de Pol Pot incita a los comunistas laosianos a hacer lo mismo y derrocar al gobierno de la unión nacional el 2 de diciembre de 1975. Se proclama la República Democrática Popular de Laos, termina la monarquía y lleva al poder a la patria. Un período oscuro en la historia de Laos, sinónimo de masacres, durante el cual los soldados que lucharon junto a los estadounidenses y sus familias fueron perseguidos.
Los hmong nunca aceptaron la dictadura comunista. Sus guerrilleros, encabezados por Vang Pao, colaboraron con la CIA en su guerra secreta contra el comunismo en la península de Indochina. Las consecuencias de la retirada estadounidense serán dramáticas para el pueblo Hmong. "Debemos arrancar de raíz a la minoría Hmong", se lee en el periódico del partido. Después de las palabras llegan los actos y los 40.000 hmong en pleno éxodo hacia la capital son recibidos por las balas de los soldados de Pathet Lao. Intentan huir a las aldeas, son arrestados, sometidos a interrogatorios y enviados a campos de "reeducación" donde las condiciones de vida son insostenibles. Ante esta feroz represión, muchos de ellos encuentran refugio en la jungla y se convierten en guerrilla.
Campamento S-21, el matadero camboyano.
Al mismo tiempo, Camboya se convirtió en la Kampuchea Democrática y los Jemeres Rojos decidieron transferir a todas la población de las ciudades, cuyo mundo de la vida se considera decadente, al campo para "reeducarlas". Los historiadores estiman que alrededor del 40% de la población total del país fue deportada al campo.
Los revolucionarios hacen estallar el Banco Central de Camboya, la moneda desaparece y el trueque se generaliza. Kang Kek Leu, conocido como Duch, quien dirigía la prisión de Tuol Sleng, llamada S-21, durante la dictadura de Pol Pot, proclama que "la deuda de sangre debe pagarse con sangre". La clase burguesa (hombres, mujeres, niños, ancianos, sin ninguna excepción) fue internada en condiciones espantosas e inhumanas, torturada hasta la muerte para obtener confesiones y denunciar a presuntos "contrarrevolucionarios".
La tortura tiene tres etapas. A veces, la presión psicológica es suficiente para obtener una confesión, pero si no es suficiente, los prisioneros son sometidos a la fase "desagradable" y luego "mordaz". Los presos son agrupados en células, atados a cadenas y controlados día y noche por niños adoctrinados de 13 a 14 años. Se arrancaron las uñas, se usaron latigazos, los pezones fueron cortados con pinzas, la cabeza sumergida en agua podrida, electrocución... Los tormentos son muchos y los que sobreviven a estos tratamientos son ejecutados y arrojados a las fosas comunes de Choeung Ek. En la fosa común donde no matan a las víctimas con armas, sino con machetes, martillos y cuchillos.
Una población diezmada.
La represión de los jemeres rojos mató a 1,7 millones de camboyanos, el 21% de la población durante este período, acusados de ser "culpables" de ser maestros, hablar un idioma extranjero, ser religiosos o simplemente llevar gafas. Entre 16.000 y 20.000 personas fueron encarceladas en S-21. Casi todos están muertos. Pol Pot falleció el 15 de abril de 1998. El torturador Kang Kek Leu, conocido como Duch, fue juzgado en 2009. Fue condenado a 30 años de prisión, luego, en 2011, en otro juicio, fue condenado a perpetuidad.
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El fanatismo es terrible, sobretodo si tiene financiación, puesto que está gente, tuvo que tener respaldo, de quienes, sin mancharse sus manos, perseguían estos mismos "principios"
ResponderEliminarSucede algo similar en una república bananera en Sudamérica...no tan terrible, pero si despiadado...
Saludos Carlos
Todas las dictaduras son terribles, pero algunas se ensañan mas. Es curioso que parece que las tiranías comunistas o las de izquierdas disfrutan de cierta "bula" en nuestras sociedades capitalistas (al menos en Europa). También hay que recordar que ningún partido comunista ha pedido perdón por los excesos cometidos en todo el mundo en nombre de su ideología, seguiremos esperando.
EliminarSaludos, Manuel