Una de las tradiciones más extrañas de la antigua Roma era el "ius osculi" o el derecho a besar.
Consistía en la obligación de una matrona de ser besada en la boca no sólo por su marido, sino incluso por sus hijos, hermano, padre o incluso suegro, si vivía bajo el mismo techo que ella.
Ver ¿Cómo eran las relaciones íntimas romanas?
La razón no tenía nada que ver con el afecto: se trataba de averiguar si la mujer había bebido vino u otras sustancias alcohólicas.
De hecho, según una ley muy antigua, a las mujeres se les prohibía beber alcohol, ya que nublaba sus facultades y podía llevarlas al adulterio: se creía que el vino liberaba frenos inhibidores, iniciaba el placer y era un poderoso abortivo.
La mujer, si era culpable, podía ser asesinada o repudiada por su marido.
Esta ley se aplicaba a las mujeres honestas y no a las actrices, bailarinas, camareras de taberna y, por supuesto, prostitutas.
Parece, sin embargo, que esta ley fue perdiendo su importancia en la época imperial, aunque nunca fue derogada formalmente.
Prueba de ello son los numerosos mosaicos en los que las mujeres participan en pie de igualdad con sus maridos en los banquetes y era impensable que bebieran solo agua.
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