Una mañana de vacaciones, el marido llega a casa después de varias horas de pesca en el lago y decide echarse una siesta. Aunque ella no conoce bien el lago, su esposa decide sacar el bote y dar un paseo. Se aleja un poco, echa el ancla y comienza a leer su libro.
Poco después, un guardabosques llega en su bote. Se detiene junto a la mujer y le dice:
—Hola, señora. ¿Qué está haciendo?
—Estoy leyendo un libro —responde ella (pensando: "Es obvio, ¿no?").
El guardabosques le informa que se encuentra en una zona de pesca prohibida.
—Lo siento, señor agente, pero no estoy pescando, solo estoy leyendo.
—Sí, pero tiene todo el equipo necesario. Hasta donde yo sé, podría empezar en cualquier momento. Voy a tener que multarla.
—Si hiciera eso, tendría que acusarlo de acoso sexual —responde ella con calma.
—¡Pero ni siquiera la he tocado! —protesta el guardabosques.
—Es cierto, pero tiene todo el equipo necesario. Hasta donde yo sé, podría empezar en cualquier momento.
—Que tenga un buen día, señora —dijo el guardabosques antes de irse.
MORALEJA: Nunca discutas con una mujer que lee. Es probable que ella también sepa pensar.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Brillante conclusión. Gracias.
ResponderEliminarEl relato es muy bueno pero, la moraleja que sigue, denigra de la mujer
ResponderEliminarIgual un hombre,sino lee no conoce, entonces no sabría que decir a cualquiera
ResponderEliminarEn la moraleja,un sería lo mismo, sino lee no conoce, entonces no sabría que responder...
ResponderEliminar